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Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Cinco tenedores


[RADAR] El 18 de mayo de 1922 -el mismo año en que apareció Trilce de César Vallejo-, en el Hotel Majestic, el letrero de "reservado" se leía sobre una mesa con cinco tenedores. Nada notable para un restaurante de esa categoría, supongo, pero si se sabe quiénes eran esos cinco comensales la anécdota se convierte en extraordinaria: James Joyce, Pablo Picasso, Marcel Proust e Igor Stravinsky, además del bailarin experimental Serge Diaghilev. La cena del Majestic, organizada por un millonario snob y excéntrico, se ha convertido en mítica, obviamente, y se cuentan muchas leyendas en torno a ella. Por eso, el historiador inglés Richard Davenport-Hines decidió investigar al detalle aquel día y el resultado es el libro Night in the Majestic: Proust and the Great Modernist Dinner-Party of 1922, que Rodrigo Fresán ha reseñado para el suplemento "Radar".

Desde luego, lo que más llama la atención es el encuentro de esos dos genios como fueron Joyce y Proust. Davenport retrata perfectamente a los dos escritores y sus mundos eclosionando en el Majestic. Ambos llegaron tarde, a la altura de los postres, Proust porque así lo aconseja la etiqueta y Joyce porque previno llegar bastante ebrio. Mientras Proust se sentía halagado por los concurrentes, Joyce intentaba mantener a raya la borrachera y se sentía incómodo por no estar vestido para la ocasión. Apenas si intercambiaron palabras, dicen unos, pero otros dicen que hablaron bastante. Incluso algunos recuerdan que Proust se quejó de dolor de estómago mientras Joyce renegaba por una jaqueca. Seis meses después de eso, el francés murió. Y Rodrigo Fresán finaliza su artículo con la siguiente nota nostálgica: "Varios años después, triste y mirando casi sin ver por una ventana, Joyce –según Davenport-Hines– le comentaría algo a su joven secretario Samuel Beckett, autor de una monografía sobre Proust donde se lee: “El arte es la apoteosis de la soledad”. Asegura Davenport-Hines que entonces Joyce dejó escapar un suspiro largo y triste, y dijo: “Si al menos hubiéramos tenido la oportunidad de encontrarnos y conversar en algún otro sitio...”.
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