MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Un lugar llamado Oreja de perro en TBR

Ilustración: Luz Letts

Ernesto Escobar Ulloa, editor de The Barcelona Review, muy gentilmente me envía una reseña a propósito de mi novela Un lugar llamado Oreja de perro que acaba de aparecer en el último número (dedicado a Juan Carlos Onetti). El autor de la reseña es el mismo editor. Ahí se menciona el silencio -un sonido sordo- que acompaña mi novela y la ciudad imaginaria de Oreja de perro. También se me agrega a una lista de autores latinoamericanos a la que me enorgullece mucho pertenecer. Gracias otra vez.

Al cabo de doce años de guerra la zona contaba con menos de la mitad de la población. El aire fresco que ahí se respira está contaminado por un reclamo inquietante, un sonido sordo que emerge no se sabe de dónde, y que, imagino, solo puede compararse, sobre todo para los lugareños y quienes tuvieron que huir, a lo que se siente en las campos de concetración nazis, donde el silencio se ha apoderado del ambiente para hablar del horror con elocuencia. Ese silencio es practicamente una necesidad para alguien que pretenda contar lo que ahí ocurrió, en ese lugar llamado Oreja de perro. Lo ha recogido magistralemente Ivan Thays en su última novela y lo ha convertido en un discurso, en la voz de su protagonista, y al hacerlo, ha personificado en él el recuerdo de aquella época, como si estuviéramos en Chungui contemplando la belleza del paraje sin dejar de pensar que aquellas quebradas son testigo de una guerra a la que, ya no solo el Perú, sino el mundo entero, le dio la espalda. La historia ha comenzado mucho antes incluso que el libro, con la muerte del hijo del matrimonio formado por Mónica y el protagonista. Pero el relato se inicia realmente cuando este hombre ya destruido se pasa las horas delante del televisor, mirando las declaraciones de los testigos de la Comisión de la Verdad y Reconcialiación. La CVR, como la llaman los peruanos, fue el intento de esclarecer lo que había ocurrido en el país los útimos veinte años del siglo XX, durante la guerra de Sendero Luminoso y la dictadura de Alberto Fujimori: “resultaba obvio que al presidente de la comisión le preocupaba el tema de la verdad ( ) A mí el tema que me atraía era el del Mal”. “Es decir: ¿esto es el ser humano?” A lo largo del libro se irán esgrimiendo silencios en torno a la historia, así como acrecentándose la idea de que es preciso desconfiar de las palabras, ellas no hacen más que tergiversar la realidad, como si por sí mismas no valieran nada y conllevaran una ductibilidad que las pone al servicio de su elocutor y no del lenguaje. De ahí que la obra sea tan precaria en palabras, el autor quiere llegar al alma del protagonista, un ser vacío, que antes de vivir la vida la ve pasar desde una cápsula, hermeticamente sellada contra la humanidad. Algún crítico la ha comparado con Desgracia de Coetzee, cierto es que en el estilo y el “aproach” hay una coincidencia filial, sin embargo en Desgracia hay una mayor conexión con el otro, en la novela de Thays la disociación entre el protagonista y el mundo es abrupta. Después de literalmente tragarse los testimonios de la CVR, el protagonista escribe un artículo al respecto que “fue muy celebrado, lo que no me sorprendió porque era un zurcido de lugares comunes” y que le mereció que su periódico lo mandara de enviado especial a cubrir en Chusgui un programa demagógico del presidente Alejandro Toledo. Una vez instalado en Oreja de perro los recuerdos de su matrimonio, del hijo perdido y las relaciones escabrosas con una lugareña ocuparán, más que las politiquerías del ex presidente peruano, las preocupaciones de un hombre que parece condenado a no poder rehacer su vida, salir adelante, olvidar. Hay aspectos de novela policial que enturbian la historia dándole un toque de misterio y que por otra parte reinciden en la memoria y representan la fractura social que persiste en el país, fuente de todos sus males. Cabría interpretar En un lugar llamado Oreja de perro como la novela de las consecuencias de la guerra política en el Perú. Es curioso cómo en La teta asustadada, premiada en el Festival de Berlín, el silencio es también un aspecto central de la película. La laconía de ambas obras pasaría a ser el resultado natural del conflicto, como si todavía las partes enfrentadas fueran incapaces de dialogar, y hubiera pululando en el mundo andino una generación de autistas, de mudos. Una novela con un lenguaje diferente, rico en interpretaciones, con un estilo propio, y por eso mismo, encomiable; lo mejor que podría pasarle a la literatura latinoamericana es lo que le está pasando ahora, que hay muchos tipos de escritores, únicos en sus intereses y motivaciones y en la manera de narrarlas (Neuman, Villoro, Bellatín, Paz Soldán, Roncagliolo, Chejfec, por nombrar solo algunos). Ivan Thays es otro nombre que apuntar en la lista, esperemos que prosiga con entregas de esta calidad.

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10:28 p. m.

Estimado Iván:

Sé muy bien que el tema que en seguida trataré no se relaciona estrechamente con el sentido de tu blog. Sin embargo, debido a que este tiene una notoriedad destacable en el ambiente intelectual, y, sobre todo, por una motivación profundamente ética, creo que deberías divulgar la siguiente noticia: han amenazado de muerte al Doctor Salomón Lerner. Esto ha sido dado a conocer mediante la misma página web del IDEHPUCP. Te paso el enlace:

http://www.pucp.edu.pe/idehpucp//index.php?option=com_content&task=view&id=398&Itemid=1&bsb_midx=

No es necesario que aceptes este comentario. Pero lo que sí considero imperativo es que publiques (y comentes) la mencionada noticia.

Saludos,

Julio Meza
DNI: 40894255    



8:32 a. m.

lea cuento inédito de bolaño en 60watts.net    



8:50 a. m.

Me impresionó esa interpretación del silencio y de los obstáculos y/o usos del lenguaje para lograr ese entorno.

También se aprende de las críticas como se debe narrar.

Felicitaciones por su libro, como ya lo he manifestado antes.    



2:33 p. m.

Me encantó, gracias por compartirlo!!    



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