MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Vila Matas sobre TH.2058

Una radio en la exposición TH.2058. Foto: Ray Tang/Rex Features

No sé por qué, pero ya me acostumbré a leer los miércoles (y no los domingos, cuando aparece en el diario) el Dietario voluble de Vila Matas. Hoy día, por una extraña razón, estaba justamente escribiendo un texto sobre los límites del arte cuando me encontré con esta reflexión de Vila Matas sobre TH.2058, la muestra en Inglaterra de Dominique Gonzalez-Foerster, y entonces supe qué estaba buscando decir. Como dijo Juan Villoro sobre Monsiváis una vez, yo ahora lo digo sobre Vila Matas: "Me gusta leerlo a él para saber qué es lo que pienso yo". Dice el texto:

Me gustaría estar ya en Londres, en la Turbine Hall de la Tate Modern. Allí diluvia. La sala acoge TH.2058, la instalación artística de Dominique González-Foerster. ¿Artística? Se puede debatir este aspecto. De hecho, sería interesante que se hiciera. Dominique no ha perdido nunca de vista una vieja pregunta duchampiana de 1913: ¿es posible hacer una obra que no sea una obra de arte? Ella considera que sigue siendo una cuestión más que pertinente. Para Dominique, es más fácil hacer una obra de arte obvia -una pintura, una escultura- que algo que esté en el límite: "A veces me han preguntado si lo que hago es verdaderamente arte y siempre me ha gustado ese momento de duda porque significa que toca la zona de la definición del arte. ¿Cuál es la frontera? Ésa es la principal pregunta de mi trabajo". (...) De Dominique me ha fascinado siempre la forma en que conecta literatura y ciudades, películas y hoteles, arquitectura y abismos, geografías mentales y citas de autores. Tiene, entre otros puntos de referencia, la actividad de aquel Godard que insertaba frases de otros autores en medio de sus películas e iba creando una atmósfera de fin de época, de extremada cultura de la cita y de cataclismo. Conecto bien con Dominique y en los últimos tiempos la acompaño en sus instalaciones. Dicen que es verdad todo lo que las personas han pensado alguna vez. Este verano imaginé que, entre las literas de la sala de turbinas, por allí donde ahora están algunos objetos míos, Dominique lograba que sonara en directo una música indefinida, mezcla de instrumentos de cuerda con guitarras eléctricas. El ritmo que se escuchaba, acompasándose al rumor del diluvio universal, era como un desfigurado jazz del futuro, un estilo musical híbrido en memoria de un tiempo que tampoco fue feliz. Y es que en realidad nunca hemos sido felices. Y ni siquiera se sabe si vale la pena intentarlo. Algo sí parece previsible: será desdichada Londres en 2058, y más aún en 2666, cuando difícilmente, si la lluvia persiste, continuará existiendo. Nunca fueron felices nuestras ciudades y no hay indicios de que esa inercia pueda cambiar. Aun así, en el refugio londinense contra el diluvio, con el fondo monótono de la lluvia salvaje y en medio de una atmósfera general de cultura de la cita y de cataclismo, suena de vez en cuando, en plena crisis, la voz de Sinatra, tan oportuna como siempre, con una canción de título sarcástico. Es una canción terrible, porque dice la verdad. The best is yet to come. Lo mejor está por llegar.

Etiquetas: , , ,

« Home | Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »

3:40 p. m.

Una extraña cachetada el texto. Puro sentido positivo...    



8:49 a. m.

"The best is yet to come. Lo mejor está por llegar".Prefiero "Lo mejor aún espera" o más contundente "Lo mejor todavía no ha venido" ("está por llegar" indicaría proximidad inminente).    



» Publicar un comentario