MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Soyinka poeta

wole soyinka. fuente: público

"Imaginativo, lírico y críptico" así describe el diario Público la poesía del premio Nobel nigeriano Wale Soyinka que ha sido editado en castellano por Bartleby. "Este Soyinka es el escritor sin arenga, que habla dese el susurro de la imagen" subraya la nota. Sin embargo, la experiencia que nutre su narrativa (a veces desgarradora, a veces panfletaria) y su poesía es la misma: la cárcel, la tortura, la exclusión. Dice la nota:

"Hablo con la voz de la lluvia menuda/ con los susurros de los brotes/ con magia de luz/ hablo con briznas de un viento antiguo/ matrona de las nubes/ y las gavillas en la era/ hablo cual flotar de las aguas", escribe en Semilla, uno de los poemas que ahora recupera la editorial Bartleby para el lector, que hasta el momento no había podido disfrutar de los versos en castellano del primer Nobel africano. Dejó el megáfono y la pancarta para otras ocasiones, colgó sus prendas rebeldes y trabajó un delicado y críptico himno contra el silencio. El autor de La muerte y el caballero del rey (1975) ha confesado que escribe para acabar con la "santurronería narcotizante" de expresiones populares como "lo pasado, pasado". Soyinka escribe para acabar con la manipulación de los pueblos y no pierde la esperanza de la justicia de la verdad histórica: "Hasta en los Estados totalitarios llega el momento en que se admiten los errores del pasado, se desenmascara a los criminales situados en los pueblos elevados y se rehabilita a las víctimas, la mayor parte de las veces, ¡ay!, póstumamente", añadió en el prólogo de El hombre ha muerto. [...] No hay rastro de militancia ideológica por ninguna parte", señala Luis Ingelmo sobre Lanzadera en una cripta. Soyinka ya había sido terriblemente crítico no sólo con Odumegwu Ojukwu, líder de la secesionista Biafra, sino sobre todo con la Izquierda, a la que acusa de no conducir bien su energía combativa durante aquellos acontecimientos. Se escandalizó con "la estrategia de escurrir el bulto" de la intelectualidad nigeriana y de que desdeñaran el papel de la denuncia a favor del discurso maniqueo. "Cualquier sistema político se puede imponer de esta manera sin necesidad de pedir permiso", explicó. Dos de los poemas consiguieron atravesar los muros: Enterrado vivo y Flores para mi tierra, donde habla del régimen y del sadismo carcelario de manera más clara: "Dieciséis pasos/ por veintitrés. Mantienen/ sitiada a la humanidad/ y la verdad/ tomándose su tiempo para taladrarle la cordura". Pero efectivamente, el valor más significativo de este poemario es la eliminación de cualquier referencia a una experiencia personal en la cárcel, para evitar la anécdota, no caer en la autobiografía del dolor y llegar a otros casos, otras represiones. "Quiso dar voz al amenazado, allá donde estuviera", explica Ingelmo que se ha enfrentado a la traducción más complicada de su carrera. "Es probable que Soyinka trabajara el material luego fuera de prisión", cuenta el traductor para explicarse el increíble logro de escribir entre tinieblas, bajo amenazas y completamente aislado estas joyas métricas (pentámetros yámbicos ingleses que Ingelmo ha transformado en dodecasílabos españoles). De hecho, inventó juegos matemáticos, clasificó insectos, mantuvo la mente ágil para mantenerse cuerdo. No le derrumbaron y aquí está la prueba escrita

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