Un lugar llamado Oreja de perro en RdL
Una alegría enorme ha sido que la tapa de La Revista de Libros, del diario "El Mercurio", de hoy domingo haya sido destinada al artículo que ha escrito Patricio Jara sobre la reedición de Lodo, la novela de Guillermo Fadanelli publicada en 2002, y Un lugar llamado Oreja de perro, mi novela, ambas publicadas por Anagrama. Patricio ha encontrado un punto de unión en las novelas: las dos suceden en pueblos de apariencia espectral, y en ambas además se intentaría "escapar sin perder la memoria". Dice la nota sobre Lodo de Fadanelli:
(...) Lodo cuenta la historia de Benito Torrentera, un solitario profesor de filosofía de 50 años y un metro 80 centímetros, quien está convencido, después de dos décadas en las aulas, de que el futuro de la disciplina se encuentra lejos, muy lejos, de la universidad. Acosado por los fantasmas de los padres fundadores del pensamiento clásico, Torrentera es incapaz de ver el mundo desde otro prisma que no sea la abstracción libresca. Aquello, claro, hasta cuando conoce a Eduarda, una dependiente de la cadena de almacenes Seven Eleven. Ella, 28 años menor, planea robarse la recaudación del día y verá en Torrentera a su mejor aliado. De modo que lo que comienza como una triste novela sobre el resentimiento de un profesor derrotado se transforma en una historia de pistolas y carreteras que conducen a ese "pinche pueblo en el que jamás se detendría ningún policía respetable". El relato, además, es el engranaje que faltaba para articular las otras novelas de Fadanelli, especialmente Educar a los topos y Malacara, que, como explica el propio autor a Revista de Libros, tienen una motivación clara: "A mí no me interesa contar historias, ni entretener a los lectores, sino encontrar sentido al hecho mismo de escribir: el sinsentido, el vacío, el caos están ocultos en los buenos libros, son su esencia". Galardonada con el Premio Nacional de Narrativa Colima de su país, Lodo es una patada en el trasero a la búsqueda de la erudición como fin último, total y excluyente; un corte de mangas a la academia anquilosada y empeñada en entender lo que pensaron otros y perpetuarlo con intolerancia y a rajatabla.
Y en lo que respecta a mi novela, dice:
Un lugar llamado Oreja de Perro, de Iván Thays, despliega como escenario las ruinas de un pueblo que ha sufrido la violencia de Sendero Luminoso y su doctrina del miedo impuesta por Abimael Guzmán, alguna vez también profesor de filosofía; y junto con ella las asoladas del narcotráfico y de la represión militar. Oreja de Perro (que existe; aún) es un caserío sembrado de fosas comunes donde ha llegado el protagonista de la historia de Thays, un hombre que lleva a cuestas una doble tragedia: la muerte de Paulo, su pequeño hijo, y un matrimonio congelado como consecuencia. Ambos acontecimientos serán prefigurados por Jazmín, una joven lugareña embarazada que oculta un terrible secreto. Un lugar llamado..., que junto con marcar el regreso del autor a la ficción tras casi una década resultó finalista del Premio Herralde, se hace cargo de la memoria personal del periodista-personaje-narrador enviado a cubrir la visita del Presidente Toledo al único lugar donde los campesinos "lograron vencer al terrorismo sin ayuda de la policía" y por lo tanto merecen ser premiados por el Estado ahora que el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (un símil de nuestra Rettig) los ha puesto en el inventario del horror nacional. "Para él ese lugar es tan espectral como puede serlo una ciudad fantasma o la misma Comala", comenta el novelista desde Lima. "Un lugar remoto, frío, sin sentido, donde se enferma a cada rato, una ciudad irreal llena de sombras de hombres y perros, como si fuera un set de grabación de David Lynch, que pasan por detrás del telón". Thays articula una historia sobre la soledad, sobre aquello que no se puede olvidar y se encorva en la espalda; un peso que en medio de la sierra se encarna en animales famélicos y de ojos lechosos; en campesinos desdentados que hablan quechua y soportan las burlas de los militares; la bota implacable que está allí para recordar que la violencia no ha terminado y que para que un pueblo merezca ser llamado fantasma, entonces siempre alguien tiene que morir.
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"Guillermo Fadanelli y yo, entonces con pelo largo y no deflecado como lo tengo ahora, "
deflecado... qué rosquete... con razón escribes como escribes. seguro también te depilas el pecho, ayayayyyyy
8:57 a. m.
Ya les jodiste su Navidad a tus detractores (¿esto es antónimo de admiradores?)y ahora les quieres joder también su Año Nuevo, no seas sádico pues,Iván.
JODEDOR.
9:43 a. m.
Hola Iván,
Me gustaría hacerte unas pregunta: 1-Por qué creer que se puede prescindir de las vivencias a la hora de ficcionar y hacer de esta idea tú caballo de batalla.
2- En tú última novela me parece que tocas un tema muy delicado como el terrorismo para convertirlo en un artificio. Se aprecia una mirada ajena. a veces obsecionada con lo puramente estetico y que me fastidió mucho.
Me mgustaría tú respuesta.
Muchas gracias
10:27 a. m.
¿La bota se refiere a los militares?, en eso me desentendì. Lo del premio a los pobladores me encantò, ufff, en la realidad no habrìan suficientes medallas para todos los que hicieron eso. Buena reseña, suerte.
10:43 a. m.
y komo se llama el autor ke rekomendó faveron??? ke no tiene muchas traducciones al katellano???
gracias
1:11 p. m.
Muy interesante, gran descubrimiento este blog
5:45 p. m.
Ese Ivan maneja su jerga de salon de belleza y que poder el de la palabra "deflecar" para que levante tremendo comentario, cargado de miedo, de mi coleguita el anonimo de las 5:23PM.
El anonimo pues como que se sintio aludido. Que raro , no? Por que sera??
En todo caso Ivan, felicitaciones una vez mas por la nueva novela que espero reciba una critica aceptable y constructiva.
Adios!
3:56 p. m.
AL ANONIMO DE 9:43
1.- Yo jamás he dicho que uno se puede desprender de sus vivencias a la hora de escribir. Al contrario, esta novela está llena de todo lo que me ha pasado en los últimos años. Pero no quise hacer una autobiografía sino una ficción.
2.- En efecto, hay una "mirada ajena" al terrorismo, como fue la mirada de muchos de nosotros y como es la mirada de alguien como mi personaje, que es una suerte de autista incapaz de entender no solo el tema social sino el dolor que lo afecta a sí mismo: la muerte de su hijo, la pérdida de su esposa. Eso no es un artificio, es real. Lo que ocurre es que no todos vamos a acercarnos al tema de sendero con la misma actitud, la del antropólogo que intenta buscar respuesta. Yo no tengo respuestas.
saludos
IVAN
9:33 a. m.
Para lo de Sendero más que un antropólogo se necesita un filósofo, y el tema es muy largo...
3:23 p. m.
Hola Iván, yo tengo dos preguntas también (perdona si ya las has contestado en algún post o entrevista, no he podido chequear todos):
1. ¿Conociste "Oreja de Perro"? ¿Con qué motivo estuviste allá? Y si no has ido, ¿no te gustaría conocer el lugar?
2. ¿Por qué situar la novela en esa localidad precisamente? ¿Algún motivo o simplemente se te ocurrió?
Saludos.
P.
7:41 p. m.
Envié un mail a la dirección que figura en el perfil de este blog, espero leas mi apreciación sobre Un lugar llamado oreja de perro.
Basta decir, aquí, que me transportaste a tu lugar imaginario.Dejaste la piel en muchas páginas.
Gracias por la novela.
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