Fadanelli, boxeador frustrado
No, no quiero decir que Guillermo Fadanelli ha tomado la justicia con sus manos ante la crítica adversa (como lo hizo un rollinga escritor peruano hace unos años en episodio de triste recordación) sino que en entrevista con ADN Cultura él se ha considerado así: un boxeador frustrado, un escritor ocioso, chico malo, camisas exóticas, editor underground y fan de John Fante. Actualmente disfruta de una beca en Berlín y su novela Malacara salió el año pasado en Anagrama.
Dice Fadanelli: "El lector siempre es un desconocido, y me intimida cuando se vuelve real. Creo que los comentarios o reacciones que despierta la novela son apostillas que completan la obra, incluso forman parte de su historia. Lo que sí me molesta es que las sociedades sean cada vez más idiotas, pero ahí encuentro una virtud: nos obligan al exilio, entendido como "conocimiento de uno mismo".
También declara: "Coincido con Malacara en que el escritor es un dios mediocre, pero eso no me ha hecho un ser desgraciado; al contrario, la literatura hace más tolerable el duro "inconveniente de haber nacido", como diría Cioran (...) mí me gusta imaginar la novela como un universo que ningún dios domina. Cómo escribir sin la pedantería del pequeño dios que crea mensajes y lleva al lector de la mano hacia una catarsis: ése, y no otro, es "el" asunto. Para mí la literatura es una extensión de la amistad, y por suerte hay una larga lista de autores que considero mis amigos, aunque no todos los libros que han escrito me interesan: Philip Roth, Thomas Bernhard, Jorge Ibargüengoitia, Rubem Fonseca, Roberto Arlt, Fernando Vallejo, entre muchos otros. Publicar -más que escribir- es un acto impúdico, sobre todo ahora que hay tanto ruido. Prefiero leer, aunque continúo escribiendo a causa de una costumbre maníaca, y porque todavía espero encontrarme en el futuro con un par de sorpresas.