El blog no tiene futuro
Al menos no como hasta ahora. Así de lapidaria es la sentencia que en el suplemento Ñ escribe Horacio González. Pero no es la única oración perversa, aquí hay una peor: "(...) se ha desatado una disentería verbal que se confunde fácilmente con libertad". ¿Qué ocurrirá con los blogs en el futuro?
Dice González: "Cuando en los últimos tiempos se invita a la opinión en el gran "blog" en que se está convirtiendo el mundo digital de la información, se desata una interesante pero al mismo tiempo borrosa disentería de escritos de rigor espontaneísta: Esos escritos quizás prometen una futura revulsión artística en la lengua, pero por ahora la desarticulan con banales juegos de irreverencia y pseudos-vandalismo, que de otro modo, y en otros momentos, pudieron originar la experiencia de un Proust, un Celine, luego un Viñas –¿no es que una última carta de lector de Ñ dice que está "fuera de la sintaxis"?–, donde la desarticulación es onírica y la alucinación desajusta el lenguaje para que aflore la memoria, es decir, la oscura vida, la gran devastación de la letra trastornada. (...)
¿Una era del posblog?En este último caso, me refiero a una nueva etapa que permita rehacer la responsabilidad pública en la escritura, una suerte de era pos blog, donde se piense nuevamente la inevitable combinación entre escritura personal y escritura pública. Por un lado, la intimidad jubilosamente quebrada, interesante como espectáculo, no lo es en tanto civilización transmisora del problema del conocimiento, como si el lenguaje no reclamase siempre una mediación necesaria. Por otro lado, seguramente en próximas épocas veremos la escritura pública (sobre todo el periodismo) refrescando como de costumbre sus fuentes en la infinita conversación humana, pero levantando las nuevas articulaciones entre la objetividad del texto –lo que incluye la responsabilidad de los autores– y el comentario de opinión o glosa, que sigue como estela al navío, necesario coletazo que no se confunde con él. Estos no pueden ser artificios surgidos de un taller informático, que reemplacen las inflexiones de una lengua viva, y que cuando lo hacen, trasuntan gran desprecio por los nexos de intimidad real de todo idioma. Porque la sintaxis, la argumentación, que son inextinguibles, tampoco pueden ser reglas fijas o modismos fijados por Tácito o Cicerón, sino soluciones vitales que nos introducen a la verdad de la relación escritura y vida. El mundo inmediatamente futuro, que seguramente será el de la expansión del blog y su pobre concepto individualista como anónimamente arácnido, es también el fin de una ética del escritor clásico. Este se apartaba con conciencia, cuando lo hacía, pues siempre precisaba hacerlo, del lenguaje público recibido. Pero sin banales fábulas sobre el estallido de los sentidos.Cuando se acrisole y corrija el potente desarrollo de la fábrica de montaje del blog –ya se vio algo semejante en las manufacturas del siglo XIX–, volveremos a escrituras realmente libres, que no precisan un programa artificial de interacción entre instituciones de la escritura y escrituras del yo pegado a la física inmediata del texto. Esa interacción retornará naturalmente con la fuerza clásica de la escritura misma, despojada de su mediocre papel de convertirse en el ente empírico de una moral que unifica lectura y mercadotecnia. ¿Cartas de lectores no eran las de antes?
Hola! encontré tu blog y allí esta nota que vuelcas de Revista Ñ que me ha llamado mucho la atención sobre lo "lapidario" del comentario sobre los Blogs. De hecho busqué la palabra "disentería" para acercarme a la metáfora que nos vuelta en su comentario y no alcanzo a comprender la comparación entre una enfermedad infecciosa con síntomas de diarrea mezclada con sangre, con la escritura tan versátil, dísimil que se encuentra esparcida en los blogs. De hecho, creo que los clásicos seguirán siendo los clásicos y por más discurrir espontáneo con que se armen algunos blogs, es posible encontrar aquellos más relacionados a cuestiones íntimas, personales y a otros que intentan precisamente tomar esta herramienta que ofrece la red de redes como otra forma de comunicación y en lo posible, obviamente que el tratamiento del lenguaje, no sea diarreico, sino en todo caso, "asimilable" y degustado por otros blogueros y/o lectores.
Me interesó tu página y la seguiré recorriendo.
un saludo desde Argentina, Bs.As.
10:45 a. m.
Este señor González es como de la inquisión. Tiene alma de censor.
Dejen tranquilos los niños jugar con el juguete nuevo del blog.
9:56 a. m.
Una pena que a nadie le importe lo que piense este sr. Pero así debe ser.
Saludo,
4:49 p. m.
Cada uno que escriba lo que quiera y así está bien. Yo no te obligo a que veas mi blog ni tu me obligas a que yo vea el tuyo, ¿cuál es el problema?
A mi me gusta poder escribir lo que me de la gana, vayan a verlo o no después.
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