MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Un hegemónico excluído


[LA REPUBLICA] Abelardo Oquendo ha publicado en su columna Inquisiciones un texto sobre la pobre recepción que ha tenido en los medios la novela Órbitas, Tertulias de Mirko Lauer, ganadora del premio Juan Rulfo de novela breve. Por cierto, ya Gustavo Faverón había hecho notar esa ausencia en el recuento del año de González Vigil. Dice Oquendo: "Si se les preguntara a los participantes del intercambio de agravios que hubo entre escritores andinos y criollos el año 2005 por la ubicación de Mirko Lauer en esa dicotomía, nadie dudaría en situarlo entre los criollos, y ninguno de los andinos –también autoclasificados como excluidos- vacilaría en agruparlo entre los hegemónicos. Sin embargo, después de la publicación de Órbitas. Tertulias, novela breve que mereció el Premio Rulfo, de París, Lauer podría, con todo derecho, reclamar un sitio entre los excluidos. O servir de ejemplo para que se vea la inconsistencia de tales clasificaciones. Porque en un contexto en el cual algunos medios se han regocijado con las premiaciones en el extranjero a escritores peruanos, el premio a la novela de Lauer casi no ha repercutido y la novela misma ha sido recibida en silencio."

Lo importante de la nota es que Oquendo ensaya una respuesta muy interesante para explicar aquel súbito ninguneo: "Los editores de Órbitas. Tertulias decidieron ignorar a la prensa y la prensa ha ignorado a ese libro. Un premio en un concurso internacional no parece, pues, suficiente para que un periodista cultural meta la mano al bolsillo y adquiera la obra que lo obtuvo, con la intención de informar u opinar al respecto. Y es comprensible: si el espacio le falta para dar cuenta de los libros que recibe y se apilan en su escritorio ¿para qué va a gastar en el díscolo?"

Alejándonos del libro de Lauer, podemos generalizar el comentario para muchos otros temas y otros libros (los importados y que pertenecen a editoriales sin representantes en el país, como Anagrama, Mondadori, Tusquets, etc.) que se venden en librerías y que no son comentados por los periodistas culturales. Al parecer, si una noticia no llega por cable o si un libro no es enviado por una editorial, y empujado por el departamento de relaciones públicas, los periodistas culturales simplemente se hacen los de la vista gorda y demuestran poca capacidad de reacción. Los editores de los diarios, por lo demás, no se interesan por la poca capacidad de sus periodistas culturales de generar buscar noticias, como sí lo hacen los de política o espectáculos, por ejemplo. Ojalá las cosas cambien en algún momento, o tendremos que seguir dependiendo de internet para enterarnos realmente qué sucede en el mundo literario (cosa que me conviene, como blogger, obviamente... como quien dice "a río revuelto, ganancia de pescadores")
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