Villoro y su groupie peruano
[DESVARIOS] Y ya que estamos hablando de Juan Villoro, en el blog "Desvaríos" de Augusto Effio Ordóñez (quien pronto publicará un libro con Matalamanga según comentó Ezio Neyra), aparece un simpático post en el que comenta su experiencia con el narrador mexicano en un taller de crónica periodística llamado "El Ornitorrinco de la prosa". El título del post, "¿Estuvo Juan Villoro en Lima?" se debe a la duda que tuvo Augusto Effio al comparar el autor de los libros que admira con el señor que estaba al frente: "El anacronismo de su barba, el peinado de escolar distraído y las mejillas cilíndricas del sujeto me decían que podía ser un pariente de Juan (tal vez un tío lejano que no supo envejecer) o un actor profesional que afeitado y con bigotes también podría representar a Hitler en sus últimos días; pero definitivamente no se trataba del Villoro que jamás se había tomado la molestia de responderme desde el pedestal de la contratapa del libro suyo que más estimo".
Luego de la duda inicial, el futuro narrador édito se acerca a Juan con la pasión de un groupie y le pide un autografo: "Al cerrar esa primera sesión, y como el “groupie” aplicado pero falto de arrojo que soy, me limité a pedirle a Juan que estampara su firma en mi ejemplar de “La casa pierde”. Se mostró amabilísimo y encantado con el requerimiento. Hablamos un poco sobre cosas que ahora no tengo muy claras y en algún momento, vaya a saberse por qué, me preguntó si yo escribía. Le respondí que sí y —con la inconciencia y cursilería que se puede esperar de un “groupie”— le dije que lo hacía con el irrealizable propósito de plagiarlo. Villoro dejó caer la sonrisa infantil que yo había visto durante su exposición cuando algo le provocaba gracia o vergüenza de confesar. Lo vi girar el libro y anotar algo en el reverso. Esta es la dirección de mi casa, me envías el libro cuando publiques, y ahora me disculpas que tengo que ir al baño, agregó, antes de estrecharme la mano y dejarme desamparado en el auditorio vacío".
En la foto, Juan Villoro les explica a sus alumnos cómo es la cabeza de un ornitorrinco