MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Reacciones 2


[PREMIO] También en el Perú han habido reacciones al premio de Santiago. No ha faltado, desde luego, la mezquindad de algunos como Javier Garvich quien en un texto cargado de resentimiento pretende ridiculizar no solo el premio sino la literatura "limeña". Esta frase demagógica es un buen resumen de sus ideas panfletarias: "No más de cinco mil acaudalados compatriotas (son a los que les interesa estos libros) que prefieren gastar sus divisas en libros y no tanto en ropa, coches o cocaína". No necesito comentar demasiado el absurdo equívoco de Garvich, quien no se ha enterado que la "cocaína" es un vicio lamentable que afecta a todos los estratos de la sociedad peruana. Pero sí pretendo resaltar que quien considera que los limeños más afortunados son, necesariamente, frívolos y drogadictos, no está en capacidad de calificar ninguna obra literaria -ni para enaltecerla ni para rebajarla- porque está cegado por el prejuicio.

Por cierto, en el blog "Puente aéreo" Faverón ha colgado una opinión contundente e irreprochable de Daniel Salas respecto a las columnas de Garvich.

Siguiendo con las reacciones ante el premio, también en "Puente aéreo", Gustavo Faverón comenta las opiniones de una entrevista de Santiago a la corresponsal de "El Comercio" en Madrid, Yolanda Vaccaro. Gustavo expresa su escalofrío ante una de las respuestas de Santiago, según la cual recién después del Informe de la Verdad y Reconciliación aparecieron las obras sobre el terrorismo en el Perú. Dice Gustavo: "Resulta peculiarmente molesto que Roncagliolo se refiera a su propia obra en téminos inaugurales: "Durante años hemos guardado silencio respecto de todo lo que ocurrió no sólo durante la violencia sino incluso después", dice Roncagliolo, y uno se siente tentado de fotocopiar y enviarle a Madrid las obras de Nieto Degregrori, Zuzunaga, Osores, Hinostroza, Ortega, el mismo Iwasaki que formó parte de este jurado, Ampuero, Zorrilla, Rosas Paravicino, Dughi, Thorne, Guevara, Castro, Huamán, Pérez, Colchado, Ventosilla, Galarza, Alarcón, Espinoza Haro y un larguísimo etcétera. ¿O es que el silencio sólo se rompe cuando la voz es premiada en la vieja metrópoli, a la que Vaccaro se refiere como "la tierra prometida para los escritores peruanos"?

En la foto, mezquindad y prejuicios de Garvich en su columna "El ronsoco ilustrado"
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