Más sobre Roa
A propósito de la muerte de Roa Bastos, la última vez que oí su nombre mencionado (antes de saber de su pésimo estado de salud) fue en la ceremonia de premiación de la novela El Turno del escriba, en el último Premio Alfaguara. Un periodista, probablemente de Paraguay, les preguntó a las autoras -Ema Wolf y Graciela Montes- si ellas se habían inspirado en Yo, el supremo para escribir la novela en la que un escriba, desde la cárcel, redactaba las anécdotas de Marco Polo. Ellas, un poco desconcertadas, dijeron que no, que habían tenido en cuenta decenas de libros pero ése precisamente no. Sin embargo, mientras ellas hacían memoria para ver si había alguna relación (una de ellas dijo, en voz baja, "ah, ya recuerdo, claro") yo pensé que la pregunta no era absurda sino, al contrario, tenía mucha razón aunque es obvio que esa novela pertenece actualmente a las biblotecas y las librerías de viejo antes que a los libros que están circulando en librerías, por eso fue tan difícil recordarlo o identificarlo de inmediato con El turno del escriba (salvo para un lector paraguayo). Ojalá que la muerte de Roa Bastos, sumada a la novela de Alfaguara, otorgue un justo renacimiento a Yo, el supremo.