Parece fácil...
Leyendo el comienzo de Piedra Infernal (Lunar Caustic), la novela breve de Malcolm Lowry, vuelvo a tener esa sensación de cuando era un adolescente y pensaba "qué fácil es escribir"... y en realidad, sí, parece fácil, pero sin embargo qué difícil, qué absolutamente complicado e imposible, llegar a ese nivel en el que escribir resulta fácil y por eso mismo contundente, simple, directo al blanco. Tomemos este primer párrafo, por ejemplo, dedicado a un alcohólico. No son más de seis líneas pero dudo que exista mejor descripción del estado beatífico de la ebriedad en literatura (me gusta más, incluso, que aquellas que aparecen en La Leyenda del Santo Bebedor de Joseph Roth, novela con la que ésta está emparentada naturalmente)
"Un hombre sale de una taberna del puerto por la mañana temprano, el olor del mar en sus narices y una botella de whisky en el bolsillo, deslizándose suavemente por el empedrado como un barco que deja el puerto.
Pronto se adentra en una tormenta, y dando bandazos trata frenéticamente de regresar. Ahora entra en cualquier puerto.
Entra en otro bar."
"Un hombre sale de una taberna del puerto por la mañana temprano, el olor del mar en sus narices y una botella de whisky en el bolsillo, deslizándose suavemente por el empedrado como un barco que deja el puerto.
Pronto se adentra en una tormenta, y dando bandazos trata frenéticamente de regresar. Ahora entra en cualquier puerto.
Entra en otro bar."