MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Bulgado

La mente juega unas pasadas increíbles. Hace unas semanas, me sobresaltó venido de no sé qué lugar hundido de la memoria el nombre "Conrado Bulgado", que me pareció recogido quizá de algún libro (un libro paródico, pensé, o de un mal autor que no se percató de la cacofonía en el nombre de su personaje). Y por más que traté de deducir de dónde podría había sacado el nombrecito aquel, no llegué a recordarlo. Pero no había día en que, por cualquier cosa, terminaba diciendo en voz baja "Conrado Bulgado". Y sonreía. Al fin, la semana pasada estuve en casa de mis padres revisando mi antigua biblioteca universitaria con ánimo filibustero, cuando me topé con un ejemplar de 1993 de Permiso para vivir, las Anti-memorias de Bryce Echenique, publicadas por Peisa (también hay ediciones en Anagrama y Planeta). Y como sé que se viene la continuación (Permiso para sentir se llamará) decidí releerlas para ponerme al día. Y es ahí que, leyendo los capítulos dedicados a Cuba, encontré de súbito el bendito nombre "Conrado Bulgado", que era el de un gran amigo de Bryce (por google sé que aún trabaja en Casa de las Américas como especialista en Relaciones Internacionales.. y ahora me pregunto por qué, siendo yo un googlemaniaco, no se me ocurrió colocar ese nombre en el buscador antes). Saciada mi curiosidad, la pregunta es, sin embargo, qué juego de carambolas, qué sutilezas desliza la mente humana, para imponerme un nombre tan sonoro y luego conducirme, como si fuera una coincidencia (pero no, no hay coincidencias con la mente, eso lo puede explicar muy bien Oliver Sacks), hasta el libro donde encontraría la respuesta que me andaba haciendo. Quién pudiera saber.



Bryce conversando no con Conrado Bulgado, sino con Alberto Fuguet y Mario Vargas Llosa en Lima, en el año 2000
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