MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

La hermenéutica monstruosa

Leo la reseña que Alan Pauls hace del libro de Thomas Abraham, Situaciones postales, que publicó Anagrama en el 2002 (el libro fue finalista del XXX Premio de Ensayo de la editorial). La reseña, por descontado, está muy bien escrita. El libro trata de las amistades epistolares de dos dúos literarios: Nabokov y Edmund Wilson, y Hannah Arendt y Mary McCarthy. A través de esa correspondencia, al parecer Abrahams hace un libro desmesurado que lo mismo arranca a patadas contra la vanidad literaria como levanta figuras de escritores y las interpreta en medio de sus contradicciones y su sensibilidad única. La reseña trae también una breve entrevista con Thomas Abraham que me ha dejado intrigado, en especial por el comentario que hace sobre la anécdota que da origen al libro. Se los dejo para que lo disfruten y les dé ganas, como a mí, de leer un libro probablemente inhallable en Lima: "Hacía rato que lo andaba buscando a Nabokov. ¿Quién se cree que es este ruso blanco de mierda que basurea a Gombrowicz, que desprecia a los filósofos, a las ideas, a Dostoievsky? Así empecé. Yo cuando empiezo un libro no sé qué va a resultar, y acá fue muy interesante que la historia se revirtiera. Todo cambió cuando descubrí la edición que Nabokov hizo del Eugenio Oneguin de Pushkin. Esa traducción tan fea, ese libro tan... psicótico. Le dedicó años, lo publicó, lo defendió, y hasta decía que era su obra maestra. Un hombre del que se decía que era un maestro del inglés... ¡la importancia que le da a lo feo! Ahí me dije: este tipo atraviesa más de una puertita. Su posición es interesante. Dice: bueno, como esto no se puede traducir, lo voy a comentar; infinitamente, como Las mil y una noches. ¡Las notas son cien veces más largas que el poema! Inventó un género: la hermenéutica monstruosa. Ahí descubrí la grandeza de Nabokov. Descubrí que su desprecio era auténtico, muy valioso, y que además él aceptaba pagar el costo. No era simplemente un nene bien de San Petersburgo; era un titán. Hay que pasarse años consultando escribanías, viendo cuánto costaba un lote de tierra en tal lugar de Siberia... La locura de Nabokov superaba bastante a la de Gombrowicz".



Situaciones postales, de Thomas Abraham
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