Fin de semana con Johnson
Este fin de semana releí Hijo de Jesús.
Hace casi un mes, entrevisté al poeta peruano Mario Montalbetti para Vano Oficio. Luego de la entrevista, como suelo hacerlo, le pregunté si había leído a un autor contemporáneo que valiese la pena. Mencionó el nombre de Denis Johnson, y en especial su "novela de relatos" Hijo de Jesús. Estábamos en la librería La Casa Verde y de inmediato le comenté el nombre a Francisco Melgar, un lector tan curioso como yo, y empezamos a averiguar en internet algo sobre ese libro. Cuando nos enteramos de que estaba traducido en la colección 21 de Mondadori, llamamos a Ibero, la distribuidora en Lima, donde nos dijeron que, oh milagro, sí tenían ese libro en el depósito, aunque solo habían dos ejemplares. Francisco se hizo de uno y yo, como viajaba en unos días a México, no me apresuré en comprar el otro. Pero no encontré en ninguna parte ese libro (sí encontré, en cambio, una novela, también en Mondadori, que se extravió con la maleta perdida mencionada en el post de abajo), sobre todo porque las librerías del DF están en franca decadencia comparadas con lo que eran hace un par de años.
En fin, apenas regresé a Lima fui a la librería Ibero, que distribuye 21, y me dijeron que nadie había comprado ese ejemplar único (ya hubiera sido demasiada mala suerte que alguien lo comprase en esta ciudad, donde casi todas las novedades no marketeadas se pudren por años) así que lo conseguí y lo leí de inmediato.
El libro es sencillamente fantástico. La traducción de Rodrigo Fresán ayuda mucho, es cierto. Ha conseguido capturar la esencia desvariante del protagonista, un drogadicto en etapa terminal que olvida cosas o repite siempre lo mismo, y para el cual la realidad es un concepto demasiado relativo (tan relativo como la fantasía o los sueños con las que se confunde en pleno delirio). Denis Johnson ha creado un personaje absolutamente verosímil, y consigue traspasar a los lectores la sensación de angustia y de pérdida de conciencia que debe tener el mundo de las drogas y los psicotrópicos. Es ahí que se distancia años luz de casi todo el resto de palurdos narradores Generación X, que lo único que hacen es un costumbrismo documentalista, chato y simple, pensando que la sola escritura de la palabra "cocaína" puede crear un estado de ánimo alucinatorio en el lector, sin preocuparse por recrear esos estados como sí lo hace, con tanta genialidad, Denis Johnson.
Su personaje protagónico es contradictorio, desde luego. A veces parece vulnerable y otras de una fortaleza indestructible. A veces es sentimental y enamorado, y otras un cínico sin escrúpulos. Los relatos se pueden leer de forma autónoma, pero al estar referidos todos a un mismo personaje puede entenderse el libro como una novela ("novela de relatos" la llama Fresán en el prólogo) cerrada, circular, asfixiante, que vuelve siempre al mismo punto aunque en el relato final parece haber un pequeño tanque de oxígeno (espero que le dure, aunque lo dudo). Supongo que hay algo sádico en recomendar este libro, sobre todo después de contarles que los dos únicos ejemplares ya tienen dueño, pero siempre queda la posibilidad de que aparezca por ahí algún ejemplar no documentado. Suerte (je, je).
Hijo de Jesús El título, por cierto, proviene de Heroin de Lou Reed, en la estrofa: "When I’m rushing on my run/ And I feel just like jesus’ son"
(Cuando voy lanzado en mi carrera/ Y me siento como un hijo de jesús)
Hace casi un mes, entrevisté al poeta peruano Mario Montalbetti para Vano Oficio. Luego de la entrevista, como suelo hacerlo, le pregunté si había leído a un autor contemporáneo que valiese la pena. Mencionó el nombre de Denis Johnson, y en especial su "novela de relatos" Hijo de Jesús. Estábamos en la librería La Casa Verde y de inmediato le comenté el nombre a Francisco Melgar, un lector tan curioso como yo, y empezamos a averiguar en internet algo sobre ese libro. Cuando nos enteramos de que estaba traducido en la colección 21 de Mondadori, llamamos a Ibero, la distribuidora en Lima, donde nos dijeron que, oh milagro, sí tenían ese libro en el depósito, aunque solo habían dos ejemplares. Francisco se hizo de uno y yo, como viajaba en unos días a México, no me apresuré en comprar el otro. Pero no encontré en ninguna parte ese libro (sí encontré, en cambio, una novela, también en Mondadori, que se extravió con la maleta perdida mencionada en el post de abajo), sobre todo porque las librerías del DF están en franca decadencia comparadas con lo que eran hace un par de años.
En fin, apenas regresé a Lima fui a la librería Ibero, que distribuye 21, y me dijeron que nadie había comprado ese ejemplar único (ya hubiera sido demasiada mala suerte que alguien lo comprase en esta ciudad, donde casi todas las novedades no marketeadas se pudren por años) así que lo conseguí y lo leí de inmediato.
El libro es sencillamente fantástico. La traducción de Rodrigo Fresán ayuda mucho, es cierto. Ha conseguido capturar la esencia desvariante del protagonista, un drogadicto en etapa terminal que olvida cosas o repite siempre lo mismo, y para el cual la realidad es un concepto demasiado relativo (tan relativo como la fantasía o los sueños con las que se confunde en pleno delirio). Denis Johnson ha creado un personaje absolutamente verosímil, y consigue traspasar a los lectores la sensación de angustia y de pérdida de conciencia que debe tener el mundo de las drogas y los psicotrópicos. Es ahí que se distancia años luz de casi todo el resto de palurdos narradores Generación X, que lo único que hacen es un costumbrismo documentalista, chato y simple, pensando que la sola escritura de la palabra "cocaína" puede crear un estado de ánimo alucinatorio en el lector, sin preocuparse por recrear esos estados como sí lo hace, con tanta genialidad, Denis Johnson.
Su personaje protagónico es contradictorio, desde luego. A veces parece vulnerable y otras de una fortaleza indestructible. A veces es sentimental y enamorado, y otras un cínico sin escrúpulos. Los relatos se pueden leer de forma autónoma, pero al estar referidos todos a un mismo personaje puede entenderse el libro como una novela ("novela de relatos" la llama Fresán en el prólogo) cerrada, circular, asfixiante, que vuelve siempre al mismo punto aunque en el relato final parece haber un pequeño tanque de oxígeno (espero que le dure, aunque lo dudo). Supongo que hay algo sádico en recomendar este libro, sobre todo después de contarles que los dos únicos ejemplares ya tienen dueño, pero siempre queda la posibilidad de que aparezca por ahí algún ejemplar no documentado. Suerte (je, je).
Hijo de Jesús El título, por cierto, proviene de Heroin de Lou Reed, en la estrofa: "When I’m rushing on my run/ And I feel just like jesus’ son"
(Cuando voy lanzado en mi carrera/ Y me siento como un hijo de jesús)
Acaso llegue un poco tarde este comentario. Pero la película que se basó en este libro, con el mismo título, es absolutamente deliciosa también.
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