Extraordinarios cubanos
Qué buenos son los escritores cubanos últimos. De los nacidos después del 60, hay por lo menos tres autores que podrían encabeza cualquier antología de literatura contemporánea en nuestro idioma, además de ser obras urgentes para enteder qué ha ocurrido en estos años en nuestra lengua. Las obras de estos no solo es de una altísima calidad formal, sino que además ponen en jaque los criterios literarios más costumbristas y anquilosados que aún predominan en la crítica institucional y los reseñistas de diario. Los tres nombres que recomiendo son: Rolando Sánchez Mejías, José Manuel Prieto y Antonio José Ponte.
Sanchez Mejías vive exiliado en Barcelona, ha publicado en Siruela diversos poemarios y dos novelas estupendas, muy divertidas pero también inteligentes (con lo raro que es leer ahora algo de verdad inteligente). La primera se llama Historias de Olmo y la segunda Cuaderno de Feldafing.
Juan Manuel Prieto estudia un doctorado en Estados Unidos, ha vivido un tiempo en Rusia y en México, publicó la novela Livadia , muy original y sumamente elogiada, y la extraña pero también genial Enciclopedia de una vida en Rusia.
Antonio José Ponte vive en Cuba, y por lo que sé no la pasa muy bien. Su visión crítica del régimen cubano no le hace mucha gracia a la literatura oficial, pero por otra parte él ha optado por no vivir en el exilio. Al igual que Sánchez Mejías, es también poeta (un poeta buenísimo, por cierto), y ha escrito narrativa como Cuentos de todas partes del imperio y la novela Contrabando de sombras. Su ensayo Las comidas profundas es extraordinario, aunque prácticamente inhallable, como toda su obra.
Nuevos narradores cubanos es el nombre de la antología que publicó Siruela, bajo la dirección de Miche Strausfeld, donde, entre otros, se puede encontrar cuentos de Ponte, Sánchez Mejías y Prieto.
Sanchez Mejías vive exiliado en Barcelona, ha publicado en Siruela diversos poemarios y dos novelas estupendas, muy divertidas pero también inteligentes (con lo raro que es leer ahora algo de verdad inteligente). La primera se llama Historias de Olmo y la segunda Cuaderno de Feldafing.
Juan Manuel Prieto estudia un doctorado en Estados Unidos, ha vivido un tiempo en Rusia y en México, publicó la novela Livadia , muy original y sumamente elogiada, y la extraña pero también genial Enciclopedia de una vida en Rusia.
Antonio José Ponte vive en Cuba, y por lo que sé no la pasa muy bien. Su visión crítica del régimen cubano no le hace mucha gracia a la literatura oficial, pero por otra parte él ha optado por no vivir en el exilio. Al igual que Sánchez Mejías, es también poeta (un poeta buenísimo, por cierto), y ha escrito narrativa como Cuentos de todas partes del imperio y la novela Contrabando de sombras. Su ensayo Las comidas profundas es extraordinario, aunque prácticamente inhallable, como toda su obra.
Nuevos narradores cubanos es el nombre de la antología que publicó Siruela, bajo la dirección de Miche Strausfeld, donde, entre otros, se puede encontrar cuentos de Ponte, Sánchez Mejías y Prieto.
Señor Thays, su nuevo Moleskine marcha con buen talante. Lo único que extraño del anterior es cierta dosis de espontaneidad. De todos modos, la "reingeniería" le vino discursivamente bien. Larga vida a estas notas.
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