Gutiérrez Aragón reseñado
Manuel Gutiérrez Aragón, ganador del reciente Premio Herralde de novela con La vida antes de marzo, ha sido reseñado por Ricardo Senabre en "El Cultural". A decir verdad, no lo sentí tan entusiasmado. Igual, me da curiosidad leer la novela. Dice la reseña:
La vida antes de marzo narra el encuentro de dos “extraños en un tren” -valga aquí el intertexto cinematográfico- que, en el año 2024, recorre incesantemente con dos mil vagones el trayecto entre Lisboa y Bagdad. Martín y ángel se cuentan sus respectivas historias, en principio muy diferentes pero que acaban convergiendo en una inesperada anag- nórisis que los sitúa, además, de modo involuntario, en los preparativos del atentado terrorista de la estación de Atocha, lo que explica el título de la novela [...] No puede negarse originalidad al planteamiento del relato, y la evocación de los adolescentes Martín y ángel está narrada con buena prosa y rasgos certeros: la vida oculta del veterinario, sólo entrevista desde la perspectiva del hijo, la atracción de éste por ásal, algunos detalles elusivos de su relación con Genia, ángel y sus recuerdos de la matanza del cerdo, así como los primeros pasos del personaje en Fuenlabrada, mezclan con habilidad informaciones y sugerencias y revelan un buen pulso narrativo. Acaso la mayor debilidad de la historia reside en los caminos, un tanto forzados, que llevan a los dos personajes a coincidir con el mismo grupo que prepara el atentado y a la reaparición de ásal como testigo de cargo. También, por qué no decirlo, en la adhesión implícita del autor a la que podríamos llamar “historia oficial” del atentado, que, como es sabido, resulta hoy un tanto brumosa -no sabemos si las dudas se habrán disipado en 2024, fecha de la historia narrada-y mantiene todavía en el aire multitud de signos de interrogación y que tal vez aconsejaban en este caso dejar algunos datos más en penumbra. Sea como fuere, Gutiérrez Aragón ha solventado airosamente esta primera incursión en la literatura narrativa.
Actualización 21/12.- Con más generosidad (la considera "muy lograda"), pero también sin mucho entusiasmo, J. Ernesto Ayala-Dip reseña en el último Babelia La vida antes de marzo:
La novela, como indica su título, aborda acontecimientos anteriores al fatídico marzo, pero nos es narrada en 2024. Un tren de varios kilómetros circunda Europa, atraviesa el continente sin parar y pasa por Lisboa, Sevilla y Bagdad, entre tantas ciudades: nadie puede apearse de él sin un artilugio que se adosa a los vagones y por el cual los pasajeros descienden. En ese tren futurista coinciden Martín y Ángel. Los dos son de Asturias. Los dos tienen una historia que contar. Primero narra uno y luego el otro. Martín es el de la voz ronca y grave, y Ángel, el de la cara de bronce: así los llama el narrador omnisciente, con ese apelativo de reminiscencias homéricas. Martín cuenta su vida en el campo asturiano, describe los paseos con su padre veterinario, sus andanzas amorosas clandestinas, las del padre. Luego vienen el encuentro casual con una chica marroquí, unos partidos de fútbol, unos rezos mirando a la Meca, mezclado todo ello con el sufrimiento de su madre que ya conoce la traición del veterinario. Después tenemos el relato de Ángel, una historia simétrica de amores secretos, musulmanes cada vez más airados, encargos sospechosos pero nunca tanto como para avizorar la tragedia que se avecina, excursiones a minas abandonadas, pesadas mochilas que van y vienen. Con una prosa dúctil, viva, la ironía bien dosificada, La vida antes de marzo es una novela muy lograda. Tenía Gutiérrez Aragón una materia difícil que transformar en literatura. Erradas vidas, tocadas con raros momentos de felicidad e incrustadas fatalmente en el meollo del fanatismo contemporáneo.
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