Santiago Gamboa entrevistado
En el jardín de la casa donde Mahatma Gandhi pasó sus últimos días, en Nueva Delhi, el flamante ganador del Premio La Otra Orilla del Grupo Editorial Norma, Santiago Gamboa, comenta sobre la novela ganadora Necrópolis, que ocurre en Jerusalen y es, según el autor, "una especie de revisión y de relectura mía del Decamerón en una clave contemporánea". Dice la nota de Ana Gabriela Rojas en "Babelia":
"La literatura convierte todo en ficción", opina Gamboa. La ciudad de Jerusalén es el origen, pero lentamente para los personajes empieza a ser la metáfora de una ciudad acosada, cercada, martirizada y ellos están defendiendo sus historias, sus propias vidas, sus creencias más íntimas. Así, cada una de las historias dentro de la historia trata grandes temas: la lealtad, la amistad, la traición o la muerte. Son temas muy tradicionales en la literatura, pero a la vez muy profundos y humanos, dice el escritor. Por la gran variedad de personajes y de historias, Gamboa considera su séptima novela la más ambiciosa hasta ahora. Le llevó cuatro años de trabajo durante los cuales "la escritura física fue sólo el momento final donde convergió todo el trabajo previo, de pensar y madurar lo que quería contar". Necrópolis retrata a personas solitarias rodeadas de un mundo que no las comprende o que las agrede. Buscan en su interior, en su imaginación o en su fe algo que les permita continuar, seguir vivas. La historia tiene un sabor descreído, nihilista, "pero es lo que tengo en el espíritu y de lo que puedo escribir ahora", explica el autor. Después de los 40 años, "uno cambia la sonrisa, el humor y la alegría por una elegante melancolía", cuenta. También podría ser que la jocosidad de sus lecturas de otras épocas ha quedado atrás y que ahora está influido por escritores como Sándor Márai o Thomas Bernhard. Sin embargo, su novela arranca al lector unas buenas carcajadas. "Yo sigo la regla de Julio Cortázar con mucho cuidado: divertido no es lo contrario de serio, es lo contrario de aburrido. Uno puede ser divertido y muy serio. De hecho, una de las cosas más serias que hay es el humor".
En la nota le preguntan por qué hay tanto sexo en sus novelas. Gamboa aclara:
"En mis novelas hay exactamente la cantidad de sexo necesaria para los personajes, mas no para el autor, ¡imagínate!", ríe. Los personajes son personas solitarias, que necesitan alivio, y el sexo es una manera muy a mano de sentirse feliz. El sexo es un momento extraordinario, en donde el presente es lo único que existe, y se acaba el dolor: "Por eso es algo que a mis personajes les hace tanta falta y yo escribo lo que ellos necesitan".
Finalmente, también le preguntas -¡a estas alturas!- por qué escribe. Con paciencia de Gandhi, Santiago Gamboa responde:
Escribo porque me gusta leer. El mundo de la literatura es donde yo siempre he querido vivir. Me gusta muchísimo más que el mundo real. Así, intento entrar más al fondo de la literatura y dar un poco. Además, creo que soy una persona que no puede elegir no escribir". La literatura no es una carrera, reflexiona, es más bien como "una vida, un destino". El novelista es alguien que está atrapado por un gusto que le lleva a hacer cosas que una persona normal no haría: pasarse horas y horas frente a un ordenador en soledad escribiendo.
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