MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Quieren pegarle a Tavares

Goncalo Tavares. Fuente: europress

En su última novela, el protagonista de Santiago Roncagliolo busca afanosamente una "firma famosa" para que le ponga una frase vendedora para poner en el cintillo de su novela. Y se discute qué frases son buenas y qué autores son mejores para escribirlas. Pues en esa carrera yo creo que gana la que José Saramago le escribió a su compatriota Goncalo Tavares: "Tavares no tiene derecho a escribir un libro tan bueno con 38 años: ganas dan de pegarle". Pues bien, que Tavares se vaya consiguiendo un guardaespaldas que lo defienda de la furia de Saramago (que no se confíe por su edad ni por su contextura, el hombre puede dar pelea) porque dicen que Jerusalén, la novela que le acaba de editar Mondadori, es extraordinaria:


Físico epistemológico, fundador de un maravilloso «Chiado literario» -que jamás arderá- donde compran el pan y se toman el aperitivo en la «baiúca» más próxima el señor Valéry (Paul), el señor Juarroz (Roberto), el señor Walser (Robert)... Gonçalo M. Tavares novela ahora la violencia, la locura y el dolor en «Jerusalén» (Mondadori). Palabra que denuncia la idea del olvido como crimen: «Quien olvida debe ser encarcelado. Tanto individual como colectivamente, no olvidar es esencial. Hace poco estuve en Berlín, y en el centro de la ciudad los alemanes rinden un homenaje a los judíos asesinados con estructuras de piedra de diferentes alturas. Sobre el suelo en el que fueron masacrados por los nazis. En Portugal no existe un homenaje a las personas que los portugueses mataron en África. Por eso me ha sorprendido esta forma de «culparse» de los alemanes. Tal vez sea autodestructivo, pero olvidamos rápidamente la maldad que hemos practicado. Edificamos estatuas a nuestra egolatría. Olvidar es un crimen». (...) Cuatro seres se tambalean sobre el filo del alambre en una Babel, nocturno de mayo: «Una noche puede cambiar la vida de esas personas. El epicentro de la novela es la memoria y la importancia de no olvidar jamás. El holocausto, que aparece como pasaje secundario en la obra, tiene que ver con la idea de que no podremos olvidarlo en un sentido ético. Tenemos dos mandamientos: estar atento y no olvidar. Ser racional es también no olvidar. Ser éticamente correcto es no olvidar». Sostiene Tavares que muchas ocasiones las más terribles locuras son «obsesivas y racionales»: «Pensamos en los campos de exterminio nazis, y son claramente una industria de la muerte. Los nazis construyeron fábricas de asesinar. Me asusta que se asocien esos campos de exterminio a una locura cuando fue algo planeado, que envolvió a médicos, físicos, químicos, arquitectos... Los mejores arquitectos estudiaban si una puerta de la cámara de gas tenía que estar a la izquierda o a la derecha, si era más eficaz o no; los químicos analizaban cuál era el gas más eficaz, el que actuaba más rápidamente. ¡Fue algo terrible! Se planeó concienzudamente. Se hicieron fábricas de matar, de asesinar a seres humanos a un coste muy bajo».

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