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Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

El metaléptico Baudrillard

Jean Baudrillard en entrevista en Tv francesa. Fuente: la jornada

Como "el filósofo de la seducción, el simulacro y la simulación", pero también como "solipcista, autista discursivo" y cada vez más hermético califica Juan E. Fernández Romar al filósofo francés Jean Baudrillard en la nota que le dedica en La Jornada. Un texto didáctico para quien decida introducirse a la obra del pensador metaléptico y viral. Muchas de sus obras, por cierto, han sido publicadas en castellano por Anagrama, incluyendo sus Cool Memories.

Dice el texto: "El desencanto permanente que reflejan sus textos, ocultan en realidad una profunda y creciente nostalgia por aquella época dorada y promisoria que vivió en el París de los años sesenta. A los fans extranjeros de la filosofía francesa contemporánea solía advertirles que ahora “no pasa nada, los años sesenta y setenta fueron otra cosa, una época maravillosa –sobre todo a partir de mayo de 1968. A partir de los años ochenta se terminó todo. Seguimos viviendo de ese impulso que tantos cambios provocó en el pensamiento, pero en algún momento el mundo se dará cuenta de que ya no existe”. Repitió esta advertencia hace más de una década en Buenos Aires, donde también señaló a Francia como “un país cansado de su propia historia y de su antigua grandeza”. No obstante, eran pocos los temas en los que se permitía ser claro. A diferencia de algunos de sus colegas, como Pilles Deleuze o el propio Foucault, cuyas entrevistas suelen ser revisadas para aclarar muchos conceptos, Baudrillard no sólo oscureció progresivamente su discurso escrito, sino que también hizo lo mismo con el lenguaje coloquial que manifestaba al ser entrevistado. Especialmente en ese gusto verborréico por definirse exóticamente. En octubre de 1999, en una entrevista con Le Monde, se le preguntó qué quería decir con eso de ser un autor “metaléptico y viral” . Sin pensarlo demasiado respondió: “Metaléptico es tomar el efecto por la causa, invertir o romper el desarrollo racional de las cosas. Viral es un poco lo mismo: ya no hay causalidad, lo que hay es un enredo de conexiones. Esto corresponde un poco a la idea que me hacía de un pensamiento radical que ya no es crítico y racional pero que desestabiliza el juicio y la escritura. ¿De veras soy viral y metaléptico? Digamos que en mí se trata a la vez de un deseo, de un sueño, y casi de una estrategia sistemática de inversión de las cosas o de prolongación al infinito de las concatenaciones hasta la catástrofe, por lo menos virtual.” No se sentía en la obligación de aclarar nada y asumía plenamente una voluntad solipsista, escudándose en una especie de autismo discursivo que rechaza al lector al tiempo que lo seduce, al prescindir deliberadamente de su comprensión, como si todo el tiempo le insinuase: “Ves, no necesito de ti.”

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