Grass aún
[ABC] Aunque, como lo dice Gustavo Faverón en "Puente aéreo", Mario Vargas Llosa ha salido a defender, no sin cierta ironía, a Günter Grass (pero, ojo, que a nivel literario ha sido tajante en afirmar que El tambor de hojalata sigue siendo una novela grandiosa y Günter Grass, un escritor significativo), en Alemania no todo es consenso. La canciller alemana Angela Merkel (seguro la recuerdan en las gradas de algunos partidos de Alemania en el Mundial pasado) ha declarado que le hubiera gustado más agilidad de parte de Grass, un autor que regularmente es bastante rápido en reaccionar ante los hechos. "Desearía que hubiésemos sido informados sobre su biografía desde el principio y en toda su dimensión" dijo la canciller.
Por otra parte, algunos medios alemanes y polacos son poco concesivos. El "Berliner Zeitung", por ejemplo, dice: "El azote de hipócritas era también un hipócrita". El polaco Marcin Bosacki aprovecha de llevar agua para su molino: "Los polacos confirman su prejuicio: lo sabíamos, no hay ningún alemán bueno". En la revista "Welt am Sonntag" el marido de la líder terrorista Ulrike Meinhof y compañero de clase de Grass, Klaus Rainer Röhl, declaró que éste habría dejado la escuela para ir a las SS justo después de un oscuro episodio de abuso en grupo de una adolescente polaca del vecino Liceo Gudrun (al parecer, el caso lo comenta Grass ligeramente en su libro). Y el humorista televisivo Harald Schmidt ha dicho, sin mucho humor: "Nos hemos vuelto indulgentes.... Salvo que ingrese ud en las SS, y a lo mejor le toca devolver un premio que le dieron, aquí, o se come ud a un niño, o no pasa nada". Pero de todas estas frases dolidas, decepcionadas o perversas, la que se me ha quedado grabada es la de "Berliner Zeitung" el cual, sospechando de una triangulación entre el editor, el autor y el diario donde se hizo la declaración por primera vez, sentencia lapidariamente: "Grass calló durante años, el Frankfurter lo calló durante meses".