Bolaño y Paz
[BOOMERANG] Como lo comenté hace una semana, en el PEN Internacional que se celebró en Nueva York se hizo una mesa redonda sobre la obra de Bolaño bajo el título Discovering Roberto Bolaño (Descubrir a Roberto Bolaño). Participaron Francisco Goldman, Rodrigo Fresán, los estadounidenses Phillip Lopate y Wayne Koestenbaum y la narradora mexicana Carmen Boullosa. Héctor Feliciano estuvo entre los asistentes y comenta la experiencia en su blog en "El Boomeran(g)". Dice, por ejemplo, que Goldman tradujo la primera página de Los detectives salvajes al inglés (aún no hay traducción de esa novela), que Lopate calificó a Nocturno en Chile de "obra maestra" (dijo: "Se parece a Thomas Bernhard y a Sebald, pero con humor. Yo creía que ese tipo de sermón era sólo depresivo, pero Bolaño le añade humor") y que Rodrigo Fresán llamó al chileno un beatnik (o más bien un "ciberbetanik" pues "le gustaba Philip K. Dick y Kerouac. Le gustaba el humor y le gustaba Vonnegut. Existe una alegría en su literatura. Es una literatura flexible").
Pero las que realmente no tienen pierde son las declaraciones de Carmen Boullosa quien brindó un polémico recuerdo personal de los años mexicanos de Bolaño, tan productivos para su literatura. Ahí mencionó, entre otras cosas, las célebres enemistades de Bolaño y sus grupos poéticos destinados al fracaso, su trotkismo y su rebeldía anti-sistema: "Bolaño odiaba a Octavio Paz y adoraba a Huerta, el poeta pop de la juventud. No quería hacer parte de "Plural" o de "Vuelta". Odiaba las obsesiones de Paz. Se burlaba de la otredad. Yo estaba aterrorizada por su grupo; eran realmente malos. Bolaño se encontró en medio de aquello porque también era trotskista. Decía cosas horribles sobre mucha gente. Se creó muchos enemigos. Se marginalizó a sí mismo. Lo leo de manera diferente porque compartí su juventud. Reconozco a los personajes cuando leo "Los detectives". Se podría publicar un libro entero sólo con los nombres originales de cada personaje. Es la novela más importante sobre la ciudad de México en los años sesenta y setenta. Bolaño había creado un cosmos. Chile era el infierno, México, el cielo y Blanes, el purgatorio. Pero, en "2666" cambia de nuevo las reglas del juego".