Más Jimena
[NECROLOGIA] La noticia de la muerte de Jimena Pinilla nos ha dejado a todos con una sensación de silencio alrededor, como inmersos en una burbuja, sensación que una amiga común ha calificado con acierto como "anestesiados". El sábado sus amigos de "Contracorrientes" de "El Comercio" le dedicaron un homenaje muy bonito que he leído con dificultad, como seguramente todos los que queríamos a Jimena, porque mis propios recuerdos se activaban en cada párrafo y es imposible que no se crispen los ojos al reconocer en esas líneas a la Jimena-principista y la Jimena-niña que extrañamos tanto desde hace meses, pero ahora de modo más irremediable. Dicen sus amigos: "Ella tenía tótems intocables y quien los profanaba se exponía a sus devotas discusiones. El amago de cólera se le pasaba enseguida, cuando se volvía consciente de su exacerbación y ya después --cuando uno se acostumbraba a sus apasionamientos-- era un reto y un inacabable placer 'picar' a esta mujer inteligente y desafiante con la que era un deleite conversar y aprender". Además, dedican -con absoluta justicia, debo subrayar- unas líneas a su esposo Juan Carlos, cuyo amor por ella superó todas las pruebas: "Si alguien se abatía por Jimena enferma, bastaba ver a Juan Carlos con la espada desenvainada para mantener la esperanza. Y tanto era su empeño que la penúltima vez convocó a los amigos más íntimos para hurdir la creación del libro recopilatorio. Ayer le cumplió la palabra. La despidió escuchando a Joaquín Sabina y conversando con los amigos que de tanto conocerla comprendieron que el cariño de Jimena se podía ganar o empatar, pero nunca perder".
Por otra parte, en su columna de hoy en Perú 21 Alonso Cueto, quien fue su profesor en el Centro Cultural de la PUCP y presentador de su libro, también escribe una reseña sobre Jimena. Dice: "A pesar de que más le hubiera convenido una profesión que la obligara a estar protegida, en espacios cerrados, ella se sentía periodista de corazón, es decir, de un corazón que late en busca de los personajes que hacen que la vida a nuestro alrededor sea posible. Y no solo los entrevistaba a ellos sino también a comunidades enteras. Hace no mucho, equipada con un tanque de oxígeno, llegó hasta las alturas de Sarhuas para entrevistar a los artesanos. Su coraje venía de su sed insaciable por la vida. Creo que ese coraje se alimentaba, como a veces ocurre, de la felicidad".