El otro Bolívar
[EL MERCURIO] Muchos conocemos -y coincidimos con- la frase según la cual Fernando Pessoa, más que un autor es una literatura. Se refiere, obviamente, a los heterónimos del portugués. Sin embargo, existió antes que él un escritor al que la frase le viene como anillo al dedo pues no inventó cuatro heterónimos sino decenas de ellos. Se trata del venezolano Rafael Bolívar Coronado (1884-1924) y lo ha descubierto, para nosotros, Fernando Iwasaki en un excelente artículo en "El Mercurio".
No solo escribió bajo seudónimo (tuvo 600 seudónimos reconocidos), entre ellos incluso críticos literarios que elogiaban la obra de sus seudónimos, sino que incluso endilgó artículos a nombre de escritores conocidos de la época, como Rufino Blanco Fombona. En 1920, su arte del timo llegó a mayores con la publicación de una antología de poesía boliviana para la cual se inventó a todos los autores (luego hará lo mismo, un año después, con los de Costa Rica). Se pregunta Iwasaki: "No es genial que un solo individuo sea capaz de inventarse a cuarenta y cinco poetas con sus respectivas biografías, obras y poemas escogidos, que van desde sonetos místicos y alejandrinos modernistas, hasta poemas épicos en octavas reales?". Cuando se le preguntaba cómo podía haber timado a todo el mundo, muy suelto de huesos contestaba: "¿Qué cómo pude engañar a los editores? Muy sencillo. La explicación la ha dado el altísimo Emilio Carrere en una frase: en España viven del libro los que no saben leer. Y es porque en España existe la creencia de que la fabricación de libros es una industria como cualquier otra... como la fabricación de chorizos al humo, por ejemplo".
¿No dejó nada para el recuerdo Rafael Bolívar Coronado? Pues sí dejó algo. Ni más ni menos que el famoso joropo "Alma llanera", una pequeña canción inolvidable, un sincero homenaje a su país que es casi el segundo himno de Venezuela, y que sobrevivió a miles de páginas falsas.