Qaphqa
Hace muchos meses decidí suprimir los comentarios de mi weblog porque no tenía ganas de convertirlo en una plataforma para que un grupo de sujetos exhiban sus frustraciones y su mediocridad insultándome o malinterpretando mis post. Dudo que la "libertad de expresión" tenga algo que ver con permitir que cualquier asno (anónimo o con nombre propio) comente lo que se le antoje para descargar la desesperación ante su propia existencia gris; desesperación que no tiene nada que ver conmigo ni con la literatura, que es el tema de este blog. Sin embargo, el riesgo asumido de quitar los comentarios fue impedir que, a partir de algún post, pueda surgir una discusión interesante y con argumentos solventes que, incluso, superen las intenciones del post. Eso ha ocurrido ahora con mi post "Patrimonio", que ha sido comentado por Daniel Salas en su blog Qaphqa y generado una discusión estupenda. En líneas generales, debo decir que estoy de acuerdo con lo expuesto por Daniel -y por otros comentaristas, como Luis Hernán Castañeda, Daniel Flores y Gustavo Faverón-: no creo que exista una novela u obra artística realmente notable que no esté sustentada por una inteligencia superior, tanto en el contenido como en la forma con que ha sido concebida. Un lector atento podrá encontrar esos atributos en Patrimonio, desde luego. Mi post solo intentaba ser un signo de exclamación, un exabrupto, y no un arte poética o una toma de posiciones. Pese a eso, acepto que los estallidos de jubilo también son susceptibles a comentarios y reflexiones como las de Daniel, que no solo me parecen válidas sino que incluso -como ya dije- comparto plenamente.