La astucia de Bayly
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Los aludidos han respondido a su manera. La ganadora ha tenido una pataleta y, como un gato panza arriba, apelo al fallido criterio de autoridad: "también había gente con la misma o mayor autoridad literaria, como es Pere Gimferrer, que siempre ha apoyado mi obra, me ha animado y ha estado a mi lado ¿Quién tiene más fuerza Gimferrer o Marsé? Cada uno tiene su mundo, tan válido el uno como el otro".
Por otra parte, Bayly ha utilizado toda su diplomacia, encanto y habilidad de zorro. Primero, la retótica de la humildad: "Yo soy todavía un escritor joven que tiene mucho que aprender, mientras que Marsé es un gran maestro, y seguramente las cosas que ha dicho tienen su fundamento”. Luego, un elegante giro de eficiacia contundente: "Marsé tiene derecho a exigir que se escriban obras tan buenas como las suyas”. Supongo que con eso Marsé quedó desarmado, pero Bayly -adiestrado en los dimes y diretes televisivos y políticos, que suelen ser mucho más exigentes que los literarios- supo dar con sutileza el puntillazo final: "(Marsé) Es un viejo estupendo, con espíritu gruñón, un cascarrabias, rebelde y aguafiestas. Hay que tomárselo con humildad y con sentido del humor. Para eso estamos los escritores, para aguar la fiesta». Es decir, en un toque de espadas, no solo le "perdona" el exabrupto sino que incluso lo justifica colocándose con ello a su mismo nivel ("para eso estamos los escritores").
¡Si no será astuto! Como en el kung-fu, la mejor manera de devolver el golpe es aprovechar la fuerza del otro. Yo diría que la batalla la gana Bayly, y quien queda en mala posición ahora es más bien Marsé, pues si piensa que el Planeta es un premio comercial, como lo sostuvo el año pasado, ¿por qué sigue aceptando ser jurado?
En la foto, ganadora María de la Pau Janer y finalista Jaime Bayly, ¿comentan los embates de Joan Marsé?