
Resulta muy extraño que dos libros aparezcan en un lapso de tiempo relativamente breve, ambos de autores latinoamericanos, y con exactamente el mismo título. Apareció hace unas semanas, en el sello Mondadori, la novela del mexicano David Toscana
El último lector, con
título idéntico a la novela del argentino Ricardo Piglia publicada en Anagrama. El último "Babelia" le dedica
una reseña elogiosa a Toscana, en la que dice "... se ha inventado una novela porque necesitaba escribir una crítica, recuerda como Nabokov -ambos, estetas de la recepción- que el lector tiene siempre la última palabra, recrimina la frivolidad del sector editorial y denuncia sin ambages que en nuestro panorama literario sobra ruido y faltan nueces, y que mucha literatura no es digna de ese nombre". ¿Para qué sirve una reseña? Nunca se me había ocurrido leer algo de Toscana, pero este libro lo leeré sin duda. Para eso sirven, al fin, las reseñas.
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on 6.30.2005 at 2:38 p. m..
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