Sobre Pamuk y Hasan Sas
[PREMIO] Aunque la candidatura de Orham Pamuk al Nobel no me entusiasmaba tanto como a Edmundo Paz Soldán (lean este texto que publica hoy en su blog, basado en un artículo que publicó hace un año en La Tercera), confieso que me parece un escritor estupendo y sin duda la Academia ha acertado al darle el Premio, luego de un par de años de decisiones cuestionables. Pamuk tiene el perfil ideal para los intelectuales progres: un escritor que suele referirse a aspectos políticos en sus declaraciones; interesado siempre en los temas de las minorías; que pertenece a un país escindido entre el pasado espléndido y el futuro dudoso, a caballo entre Oriente y Occidente; y que, además, logró convocar la firma de los escritores más importantes del mundo cuando ocurrió, a inicios de este año, el sonado intento de enjuiciarlo por declaraciones suyas sobre asesinatos en Turquía de 30.000 kurdos y un millón de armenios. Por otra parte, su obra literaria ha logrado también consenso por tratar temas que se consideran urgentes en el mundo contemporáneo. En sus novelas, los dramas individuales siempre alcanzan resonancias colectivas e incluso históricas, y no rehuye ni al trazado psicológico ni a la reflexión política o la crítica social. Por si fuera poco, es un autor muy versátil: va de la novela histórica (Me llamo Rojo) a la novela política (Nieve) o la policial (El libro negro); de las memorias autobiográficas (Estambul, pronto traducida al castellano), a las novelas totales (La casa del silencio).
Encontró, pues, la Academia sueca un escritor que logra unir su ambición de premiar escritores con una postura política que pudiera representarlos y, al mismo tiempo, un narrador prestigioso, proveniente además de un país ignorado por el mundo occidental, considerado exótico pese a estar en Europa. Difícil encontrar alguien mejor ahora que la palabra "consenso", sospecho, era la que más se oía en los pasillos de la Academia.
En lo personal, reconozco que llegué a Pamuk por el fútbol. Más específicamente, por el fútbol virtual. Como siempre me gusta buscar jugadores sorpresas en el Winning Eleven, cuando Turquía quedó tercero en el Mundial de Corea-Japón 2002 decidí investigar qué jugadores tenían buenas estadísticas en la versión del juego que se hizo posterior a ese Mundial. Había varios impresionantes, pero yo empecé a usar a Hasan Sas (lamentablemente, en la versión 10 no es el jugadorazo que era antes). Y como siempre una cosa me lleva a la otra, unos años más tarde, cuando encontré un libro de Orhan Pamuk en la extinta librería El Virrey de Larcomar, y me enteré por la contratapa que era turco, me llamó la atención y empecé a seguir sus pasos. Se trataba de La casa del silencio, cuya edición era carísima entonces (publicada por Metáfora), pero ahora ha llegado en una edición De Bolsillo a la librería Ibero así que pueden comenzar por ahí, si aún no lo han leído, aunque Edmundo Paz Soldán afirma que Me llamo Rojo es su mejor novela. Aún así, no es fácil conseguir sus libros en librerías. Alfaguara ha publicado cuatro libros suyos: ¿los tendrá en reposición?
PD: me dicen en Alfaguara que en un par de semanas lo reponen.
En la foto, Orhan Pamuk y mi incomprendido y siempre maltratado Hasan Sas.