MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Revista de Letras, premiación

2.26.2010
Edgard recogiendo el premio en Barcelona. Fuente: revista de letras
Trofeo transparente y e-reader turquesa (¿no se podía escoger el color?) en casa de Edgard. Foto: moleskine

No solo me emociona que votantes de muchos países hayan marcado click para votar por mi blog. No me emociona solamente el haber ganado el premio de Revista de Letras, ni las felicitaciones de estos días, ni el compartir el premio con bloggers que admiro como Vicente Luis Mora, ni el e-reader que ya quiero tener en mis manos (y olvidarlo en un taxi, probablemente, como mis libros, mis llaves y mi iphone). Lo que más me emociona es haber compartido este momento con mi hermano Edgard, quien fue a recibir el premio por mí, saliendo de su encierro en una playa a una hora de Barcelona. Te quiero mucho, hermano. Gracias por estar ahí (Y no te bajes puros comics, pues, no seas sapo... ¿y no había otro color de e-reader?). Les dejo aquí una página con fotos de la ceremonia y un video realizado por Canal-L.

Además, una carta de Josep. A. Muñoz, director de Revista de Letras:

Queridas, queridos,

Febrero fue frío, pero en Revista de Letras nos mantuvimos calientes. Como os comentaba en la carta anterior, hemos dedicado unos días del mes de febrero a la novela negra, aprovechando la visita a Barcelona de algunos autores del género. Por nuestra portada fueron desfilando los más interesantes y podemos presumir de haber cubierto la cuota, entrevistando tanto a algunos extranjeros como a los nacionales, grandes olvidados por el resto de medios, más preocupados por ir detrás de las suecas (¿volvió el landismo y no me dí cuenta?) que a por los escritores que escriben en nuestra lengua. Satisfechos quedamos.

También disfrutamos de lo lindo sudando la gota gorda con los Premios Revista de Letras. El 20 de febrero, en el acto celebrado en la librería Bertrand, pudimos conocer a algunos de los bloggers nominados. Para los que hacemos la revista, fue un acontecimiento: nuestro primer acto público, que se saldó con una puntación más que decente. Desde luego, y a pesar de las soplapolleces que llegué a decir (lo siento, de Buenafuente nada, mi escuela es Escenas de matrimonio) no hubo altercados ni sonaron las alarmas. Estuvimos bien arropados por Arantxa Mellado, Antonio Quirós y Enric Sierra. Si aún no sabéis quienes son estos fieras, buscad en "google".Desde aquí, una vez más, quiero agradecer a toda la gente que nos acompañó, a los participantes, finalistas y ganadores, a los que "vinieron en nombre de...", amigos, compañeros, colaboradores y personas y/o empresas que nos apoyaron. Creedme, sin vosotros nada de esto hubiera sido posible. Un abrazo a todos.El golpe de efecto de la velada (también conocido desde hace unos días como "efecto Almodóvar"), lo dió el citado Enric Sierra, anunciando la próxima incorporación de RdL a la oferta cultural de LaVanguardia.es.

Eso sí, que nadie se frote las manos ni se las lleve a la cabeza. Para mal de muchos, Revista de Letras seguirá siendo libre como el sol cuando amanece. Nos parece un sueño poder estar ahí, en un medio digital de referencia. Es una gran responsabilidad y haremos lo posible para mantenernos a la altura. No será el único acuerdo en el que nos veamos involucrados. En próximos días nos encantará anunciar otro, relacionado con contenidos audiovisuales. Hasta aquí puedo leer.

Tras el "febrerillo loco", llega "marzo ventoso". Avanzo que modificaremos ligeramente nuestra home para hacerla más atractiva si cabe (escribo esto y entorno los ojos). Serán pequeños retoques, tranquilos. Y empezaremos a cargar pilas para lo que se avecina en abril: el inevitable "Día del Libro". Este año, pretendemos hacer algo especial para esa celebración. Buscamos cómplices. ¿Quién se ofrece?

Cuidado con los bisoñés.

Feliz mes de marzo.

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The Unnamed, una apuesta más


Joshua Ferris y su novela. Fuente: Pagina 12

Todo el mundo le achaca, como si fuera un demérito, a Rodrigo Fresán la capacidad que tiene para ofrecer genios, autores insólitos, que aparecen una vez cada año por lo menos (a veces más) en la literatura norteamericana. Sí, es cierto, Fresán es un entusiasta. Pero ¿es malo el entusiasmo literario? No lo creo. No, no lo es. Allá esas pobres almas mustias incapaces de emocionarse por una novedad literaria. Que sigan subrayando su ajado librito de Crimen y Castigo. Yo prefiero seguir a Fresán y pensar que sí, por qué no, cada año hay algo por qué apostar, aunque muchas veces la apuesta se pierda. Como la vida misma. Ah, pero cuando se gana... cuando se gana todo vale la pena. La apuesta de Fresán esta temporada (o esta semana, si quieren joder) es Joshua Ferris (auntor de la exitosa primera novela Then We Came to an End o Entonces llegamos al final) con su segunda novela The Unnamed.

The Unnamed no sólo es mejor que Entonces llegamos al final sino que es mejor que tantos otros libros. Porque The Unnamed es eso que se conoce –a falta de mejor término– como “obra maestra”. Y el protagonista de The Unnamed –narrada en tercera persona del singular– es un tal Tim Farnsworth. Uno de los tantos protagonistas del Sueño Americano: felizmente casado con la hermosa Jane, socio admirado y envidiado en un bufete de abogados top (otra vez, guiños a Joseph Heller), padre de hija adolescente con problemas normales (Becka, que aporrea su guitarra para cantar sus blues) y, nada es del todo perfecto, desconcertado poseedor de una rara dolencia. Una de esas enfermedades freaks acerca de las que suele escribir Oliver Sacks (y Sacks tiene un perfecto cameo en The Unnamed) y que es aquello “sin nombre” o “innombrable” a lo que se refiere el título del asunto. Y la cosa es así: de tanto en tanto y cada vez más seguido (el lector siente un escalofrío cada vez que lee y escucha eso de “Ha vuelto”), Tim Farnsworth sufre arrebatos incontrolables que le hacen dejar lo que esté haciendo (el amor, recitando un alegato, mirando televisión, lo que sea), ponerse de pie, y salir a caminar hasta la extenuación en una desconocida y extrema variante de lo que se conoce como síndrome de piernas inquietas. Lluvia dura o sol furioso o nieve pesada. Vestido o desnudo. Allá va, allá sale Tim Farnsworth. Y Jane o Becka se quedan en casa, desesperadas primero y resignadas después, esperando la llamada telefónica de Tim Farnsworth que, después de salir de su tránsito de sonámbulo despierto, les pedirá que, por favor, pasen a buscarlo por cafeterías insomnes o bordes de autopistas o bancos de plaza.
Y eso es lo que cuenta The Unnamed con envidiable salud: las idas y vueltas de un mal tan bien escrito, las visitas a médicos, las esposas en la cama que no se utilizan para juegos sexuales, los desajustes en la vida familiar y laboral, la creciente angustia de Tim Farnsworth (luchando contra ese otro yo que lleva dentro y que no lo deja quieto) y quienes lo rodean a lo largo de décadas, los problemas de salud (tremendo ese instante en que el “héroe” descubre que se le ha caído un dedo del pie por la hipotermia y lo siente, suelto, dentro de su calcetín) y, finalmente, en párrafos de un lirismo emocionante, la victoria final y casi zen de un derrotado desde el principio que, involuntariamente, ha conseguido ese utópico nirvana de estar fuera de todas las cosas y caminante sí hay camino. [...]

The Unnamed es, también, una de esas contadas novelas a las que ninguna descripción les puede hacer justicia. Es –al igual de lo que sucedió con Being Dead de Jim Crace o Remainder de Tom McCarthy, también libros patológicos– algo que no se parece a otros salvo a sí mismo. Algo que hay que experimentar para comprender, admirarse y, sí, enseguida envidiar. Sanamente.

Si hay algo de justicia, The Unnamed debería llevarse el National Book Award y estamos en enero, el 2010 recién empieza, pero –aquí ahora, tan movilizado por estas páginas a las que me cuesta dejar atrás y a las que, enseguida, vuelvo a leer desde la primera de ellas– se me hace difícil pensar, ojalá me equivoque, que leeré algo mejor a lo largo de este año.ovela, publicada a inicios de año, The Unnamed.

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Salvado de la humillación

Carátula de Roth en inglés. ¿Leer o no leer?. Fuente: the star


Mientras todos dan con palo a La Humillación (Mondadori) de Philip Roth, tanto en Estados Unidos como en el ámbito castellano (recuerden las burlas de John Crace en The Guardian o el rechazo de Paz Soldán en su blog) en la reseña de "El Cultural" Rafael Narbona le da una salvada ligera, pero salvada al fin. Una oportunidad, digamos. La llama obra "menor" frente a Lolita (bueno, es casi un elogio, después de todo qué obra no es menor frente a ese prodigio de Nabokov) pero profunda. ¿Leer o no leer? Sería más fácil si me mandaran los libros como a los blogs españoles o argentinos. En fin, soy solo blogger peruano en el Perú, y perdonen la tristeza. Dice la reseña:

Philip Roth plantea su novela como una tragedia en tres actos, pero la desgracia no se desencadenará por culpa de un destino inevitable, sino por la imperfección del ser humano, que ambiciona más de lo que puede obtener. Simon es un ingenuo y Pegeen un ser amoral y ferozmente egoísta, que ha convertido el placer sexual en un absoluto irrealizable. Su insatisfacción apenas es comparable con el estrago que causa en sus parejas, meros objetos de una fantasía perversa y sin grandeza. El erotismo de Pegeen no es el erotismo que asocia el placer a la muerte o a un vacío místico, sino un erotismo banal, adquirido en la familiaridad con las películas pornográficas y los catálogos de artilugios eróticos. De hecho, Pegeen viaja con una maleta repleta de consoladores, látigos, lencería de cuero y un arnés rematado con un gigantesco pene verde. Simon cree que conseguirá retenerla a su lado porque Pegeen asegura que “una polla está viva. Te llena como no lo hacen los consoladores ni los dedos”. Cuando practican el sexo anal, Pegeen admite que le ha dolido, pero no le importa: “eras tú dentro de mí”. El espejismo de estabilidad se desvanece en seguida. Para complacer a Pegeen, que continúa con sus escarceos homosexuales, Simon invita a una desconocida a pasar la noche con ellos. Es una chica vulgar, de 19 años, a la que Pegeen penetra salvajemente con su polla verde. En segundo término, Simon observa y aprecia que en el frenesí de Pegeen hay algo primitivo, atávico. La prótesis sexual obra como la máscara de un chamán, transformándola en una fuerza destructiva, que despersonaliza y humilla. No estamos ante una pieza menor, sino ante una obra profunda, sin miedo a los tabúes, pero que no llega tan lejos como Lolita, de Nabokov, pues Pegeen no es creíble como una mujer de cuarenta años. Pegeen es una niña, una nínfula, con la perversidad que sólo puede brotar de una falsa inocencia y Simon es un Humbert Humbert que ha contenido su cinismo, pero con un destino igualmente trágico. El mito de Lolita revive en La humillación como una variación menor, pero infinitamente más desesperanzada.

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Katya Adaui sobre Playas

Carátula del libro. Fuente: bajotumirada

El martes pasado, Carlos Calderón Fajardo presentó una nueva edición de su libro de cuento Playas (editado por Underwood antes y ya agotado) editado por Borrador. La presentación estuvo a cargo de Katya Adaui, una de las más importantes peruanas escritoras surgidas en los últimos años, sin distinción de género. Les dejo aquí las palabras de su presentación que Katya ha colgado en su blog:

Este domingo acabé de leer Playas en El Silencio. Comprenderán lo perfecto del entorno. Hay que saber el momento exacto del clavado, de lo contrario, te puedes romper el cuello. Yo no conozco otra forma de ingresar al mar que no sea de un clavado. Eso de hacerlo de a poquitos, hasta creer que el agua fría ya se calentó, no es para mí. Seguro Carlos ingresa así al mar. Una niña golpeaba el agua cerca de mis amigos y de mí. Porque ellos estaban más cerca les dije: ayúdenla, se está ahogando. Uno de ellos le preguntó: ¿te estás ahogando? Y ella respondió: ¡sí!

Si ustedes son de los que no se bañarían en el mar de noche, porque temen la vida que se mueve secreta debajo de sus pies, no pueden leer este libro. Si ustedes son de los que toman baños de asiento, porque temen que la ola los arrastre, los revuelque y ya no puedan regresar a la orilla, tampoco pueden hacerlo. Para leer este libro hay que zambullirse una y otra vez sin mirar la bandera roja o adentrarse mar adentro en una lancha sin motor, como el fotógrafo que quiso retratar cuevas en Paracas y murió por no saber nadar y no tener chaleco, pero antes de embarcarse dijo: debo hacerlo. Es en las playas donde las personas que aman el mar comparten sus historias y esperan algún día llegar a ser parte de ellas. Es en las playas donde los buenos escritores, como Carlos, renacen a los ecos de la vida.

Si Carlos llama Playas a su libro y no Mares, es porque quiere que aprendamos de lo que él está viendo: miremos no lo que agoniza en el mar, sino lo que sobrevive en la orilla.

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¡Primicia! GABO por Mordzinski

Gabriel García Márquez. Foto: Daniel Mordzinski

A manera de felicitación por el premio en "Revista de Letras" y por los cinco años de Moleskine Literario, mi cómplice y amigo Daniel Mordzinski me envía esta primicia absoluta (mañana aparecerán más fotos de esta sesión exclusiva en Babelia, creo): una hermosa foto de Gabriel García Márquez actualmente. El regalo viene, además, con un texto del propio Daniel:

"Gabo te espera a las 12". El mensaje de Carmen Balcells era claro y rotundo. Eran las 9:30 del 29 de enero y sentí una conmoción íntima y paradójicamente serena. Hace más de quince años que lo fotografié por primera vez en Biarritz y hace mucho que soñaba con este nuevo encuentro. El HAY FESTIVAL de Cartagena era, por muchos motivos, el marco idóneo para una sesión en la que estaba todo dicho. Estas son las fotos de un silencio. Como en el abrazo con el que nos reencontramos, en estos retratos hay un velo de sabiduría (suya) que sólo se explica por la bondad, la inteligencia y el implacable humor de este genio de las letras y los afectos. DM.

¡Un millón de gracias por la primicia, las felicitaciones y la amistad, Daniel!

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Rezar también ayuda (decálogos literarios)

Tips for writers. Ilustración: Illustration: Andrzej Krauze. Fuente: the guardian


No creo en los decálogos literarios. Me parecen absurdos, falsos. Y como diría no sé quién, la décima regla debería decir siempre "No hagas caso a los 9 anteriores", del mismo modo como cuando uno sube a un avión lo primer que te dicen es qué hacer en caso de una catástrofe aérea. Sin embargo, es cierto que decálogos hay muchos y seguirán existiendo. Ezequiel Martínez, en su blog "En Minúscula", me ganó la primicia sobre esta nota en The Guardian titulada Ten rules for writing fiction. Invitaron a participar a autores como Elmore Leonard, Diana Athill, Margaret Atwood, Roddy Doyle, Helen Dunmore, Geoff Dyer, Anne Enright, Richard Ford, Jonathan Franzen, Esther Freud, Neil Gaiman, David Hare, PD James, AL Kennedy. Les dejo aquí las mejores de estas recomendaciones ("cotillón de respuestas" las llama), seleccionadas y traducidas por el querido Ezequiel:

No trates de esperar un "lector ideal". Puede haber uno, pero el/ella está leyendo a otro. (Joyce Carol Oates)

Reescribe y edita hasta lograr la frase / el párrafo / la página / el capítulo / la historia más feliz. (Annie Proulx)

No te rindas. (Ian Rankin)

Lo más cercano a una regla es un post-it pegado en la pared frente a mi escritorio que dice "Faire et se taire" (Flaubert), que yo misma traduje como "¡Cállate y sigue adelante con eso". (Helen Simpson)

Trabaja en una computadora que no tenga conexión a internet. (Zadie Smith)

Nada de sexo, drogas o alcohol mientras estés trabajando. (Colm Tóibín)

También puedes hacerlo todo con un whisky. (Anne Enright)

Rezar puede funcionar. (Margaret Atwood)

Cásate con alguien que ames, que piense que es una buena idea que tú seas escritor. No tengas hijos. (Richard Ford)

Escribe en tercera persona a menos que ofrezcas una primera persona cuya voz sea distintiva e irresistible en sí misma. (Jonathan Franzen)

Lee mucho y con discriminación. La mala escritura es contagiosa. (PD James)

Escribe. (Neil Gaiman)

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Rushdie sale del escondite

Salman Rushdie. Fuente: ábrete libro

¡Finalmente! Era obvio que esto debía suceder. Salman Rushdie ha decidido contar la historia de su famosa fatwa y las consecuencias en su vida. Seré el primero en conseguir ese libro que narrará una de las muestras más intolerantes contra un escritor desde el juicio a Oscar Wilde. Dice la nota:

El autor de Hijos de la medianoche (premio Booker) siempre ha sido parco en explicaciones sobre ese periodo, pero ahora, a sus 62 años, se declara dispuesto a escribir "una historia que es sólo mía". Ha contribuido a motivarle la exposición que estos días le dedica la Emory University en Atlanta, con un despliegue de sus papeles personales, cartas, cuadernos, fotos, dibujos e incluso manuscritos inéditos que concibió durante esos 10 años de semirreclusión. El futuro libro no precisará de las reconocidas dotes de Rushdie como fabulador, porque los hechos que desencadenó la fetua superan el dramatismo de cualquier ficción: su traductor japonés fue asesinado, sus colegas noruego e italiano escaparon a sendos atentados y otro, frustrado, contra su traductor al turco acabó con violentos disturbios en aquel país.

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Velvet Literario o cómo usar un espacio literario

2.25.2010
Lou Read, Lou Red, Lou Reed. Fuente: corporate library

Lo que acaba de hacer el Instituto Municipal del Libro de Málaga es digno de mención, sobre todo ahora que se fundó la Casa de la Literatura en el Perú en la Estacipon Desamparados y todo apunta a que será un polvoso cementerio de memorias para bibliotecarios, vecinos aburridos y poetas malditos con ganas de espantar a la burguesía con su rabiosa falta de talento. En Málaga se dio una conferencia sobre la literatura tras las letras de Velvet Underground ¿No es genial?

Waldo está tan enamorado de Marsha y lleva tanto sin verla que, como no tiene suficiente dinero para un billete, decide meterse en una caja y enviarse a sí mismo hasta donde ella vive. Cuando el misterioso paquete llega, Marsha utiliza un cortador de acero para abrirlo y encuentra a Waldo decapitado. Lo acaba de matar. No es un cuento de Edgar Allan Poe sino The gift, uno de los primeros textos que escribió Lou Reed en el colegio y que años después se convirtió en canción. Incluida en el segundo disco de The Velvet Underground, el imprescindible White light / White heat, es un ejemplo de la riqueza narrativa de la banda neoyorquina que rompió las barreras entre el rock, el arte y la literatura. Ahora, la quinta edición de Poesía del rock, que organiza el Instituto Municipal del Libro de Málaga, dedica a la Velvet un ciclo de conferencias. Abrió fuego ayer Victor Bockris, de 61 años, escritor británico especializado en biografías musicales, autorizadas y no autorizadas e incómodas para muchos. Bockris llegó a Málaga con Up tight bajo el brazo; un libro básico sobre el grupo neoyorquino escrito en 1983 y recientemente reeditado en España. También llegó sorprendido. "¿Es habitual aquí hacer conferencias sobre The Velvet Underground? Es la primera que doy", asegura Bockris. "El arte es muy categórico en Estados Unidos. Si haces música, no haces literatura. Allí es difícil que reconozcan a Lou Reed como literato. Sólo ha pasado con Bob Dylan", explica Bockris en una conversación antes de su conferencia, que se centró en la relación del grupo con Andy Warhol. "La Velvet Underground es Lou Reed escribiendo canciones folk, orquestadas por John Cale y cantadas -en ocasiones- por Nico", asegura. "Todo producido por Andy Warhol, que fue muy listo y tenía una influencia grandísima entre dos egos gigantes: Lou y John". Otra de las indudables influencias literarias de la Velvet fue el escritor estadounidense Delmore Schwartz. "Bob Dylan también ha sido muy importante para Reed", precisa Bockris, "aunque nunca lo reconocerá". Cuando en 1964 nace The Velvet Underground, Dylan está a punto de publicar su primer disco eléctrico. "La literatura entra de lleno en el rock, pero hasta entonces pocos habían escrito canciones sobre la homosexualidad, las drogas... Fue uno de los éxitos de la Velvet". Y no sólo por Heroin, sino también por Waiting for my man, prodigio de concisión narrativa para algo tan banal como esperar a un camello en el Harlem neoyorquino. El británico conoció a Reed en 1972. Ahora Reed le prohíbe la entrada a sus fiestas privadas. "Es un tío fantástico y muy agradable, pero tiene una personalidad depredadora. Te hace amarlo, para luego destruirte. Se ha convertido en un hombre aburrido porque se toma demasiado en serio. No es el ideal para compartir una tarde, porque estaría todo el rato hablando de sí mismo".

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Fernando Marías, premio Primavera

Fernando Marías. Fuente: el país


Y hablando de premios, el escritor español Fernando Marías (Bilbao, 1958... no confundir con Javier Marías porque eso irrita mucho a don Javier, según he sabido, de quien incluso se dice que le pidió a Fernando alguna vez -por fax probablemente- cambiarse de apellido; chismes de egos revueltos que uno oye por ahí o por allá) ganó el premio Primavera este año (200,00 euros) con "Todo el amor y casi toda la muerte" (otro título malo). En el 2001 había ganado el Nadal con El niño de los coroneles. Dice la nota:

(...) un relato que trata, según el autor, de un hombre perdido que se busca y de tres mujeres, una real y dos fantasmas. Una sugerente idea para una trama, que según ha explicado el propio Marías tras conocer el fallo del prestigioso galardón, le vino inspirada por una experiencia "increíble", que vivió, y que seguro que no se la creen, pero ocurrió".Y es que el novelista, guionista y editor se fue a pasar unas vacaciones a un hotel de lujo con una mujer con la que estaba comenzando una relación y en la habitación, al parecer, no estaban solos; había dos mujeres fantasmas. Así que el autor convivió una semana con las tres mujeres, con las que mantuvo relación, incluso sexual. Una historia que le obsesionó durante años, dijo.Esto ha dado origen a esta novela que trata "de un hombre perdido que en un momento dado decide buscarse" y que es además un homenaje a las mujeres del siglo XXI porque "no se resisten a vivir sometidas".

Por cierto, ya que hablamos de premios españoles ¿Saben quién ganó el premio Bruguera de Novela? Un premio conocido porque solo tiene un jurado, a manera de mentor, que elige la mejor novela sin discutirlo con nadie. Este año el mentor-jurado fue Félix de Azúa quien, al no ponerse de acuerdo consigo mismo, lo declaró desierto. Sí señor.

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10 finalistas Planeta

Diez Finalistas. Fuente: iNE.ES

Diez finalistas del Premio Planeta-Casa de América llegan a la recta final. Entre ellos uno peruano. Recién el 4 de marzo, en Chile, sabremos quién es el ganador. ¿Alguna vez se han puesto a pensar lo malo que son los títulos de los libros finalistas en la mayoría de los premios? La verdad es que los títulos son malísimos (no sé si las novelas) entre los efectistas como Los días del arco iris o El evanegelio según Jos, pasando por los manipuladores La memoria de las manos o Biografía de una sombra y los pretendidamente ingeniosos como La paradoja final del resucitado. Al final, si de títulos se trata, me quedo con los más simples, literales, pero que espero que adquieran complejidad con la lectura de las novelas: Positivo, Diva, La sombra en el espejo (aburridos pero concretos) y sobre todo mi favorito, Sin pasado, intrigante aunque me recuerde a una película de Kaurismaki. En fin, la nota de prensa dice:

El secretario del Jurado del IV Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narra-tiva ha comunicado la lista de las 10 obras finalistas, que han sido seleccionadas entre las 468 presentadas al concurso.


El Jurado de esta cuarta edición del Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa, convocado conjuntamente por Editorial Planeta y Casa de América, está integrado por los escritores Ángela Becerra (Colombia), Guillermo Martínez (Argentina) y Álvaro Pombo (España). A ellos se unen los representantes de las dos entidades mencionadas: Andrés Pérez Perruca (Director del Ateneo Americano de Casa de América) y Alberto Díaz (Director Editorial de Planeta Argentina). Completa el Jurado Ricardo Sabanes (Director Editorial de la División Internacional del Grupo Planeta), que actuará de secretario sin voto.

Los títulos y autores (o sus seudónimos) de las diez obras finalistas son:

La memoria de las manos, de Susana C. (seudónimo) (México)
Positivo, de Ángel Mendoza (Venezuela)
Los días del arcoiris, de Cosme Catiboratos (seudónimo) (Chile)
Tanto ruido, de Víctor López-Bachiller Riera (España)
Biografía de una sombra, de Alfredo Ángel Piccolotto (Argentina)
El evangelio según Jos, de Erlantz Gamboa Villapún (México)
La paradoja final del resucitado, de Francisco Rivas (Chile)
Sin pasado, de Jorge Rafael López Jadraque (Colombia)
La sombra en el espejo, de Jean de Mailly (seudónimo) (Uruguay)
Diva, de Diógenes y Alcidia (seudónimo) (Perú)

El número de obras presentadas a esta cuarta convocatoria del Premio es de 468, procedentes de 22 países. Se han recibido obras de Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Domini-cana, Uruguay y Venezuela.

El fallo del Jurado se hará público el día 4 de marzo en la ciudad de Valparaíso (Chile), en el marco de las actividades paralelas al V Congreso Internacional de la Lengua Española.

El Premio se otorga a una obra inédita escrita en español y tiene una dotación de 200.000 dólares americanos para la obra ganadora.

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Denis Johnson por Fresán

2.23.2010
carátula de la novela. Fuente: abcd las letras

Nunca olvidaré la tarde en que, en la librería La Casa Verde, luego de una entrevista a Mario Montalbetti para el extinto Vano Oficio, le pedí que me recomendara un autor de EEUU y me dio el nombre de Denis Johnson. Francisco Melgar atendía ahí en ese entonces y con él buscamos en internet más detalles. Fue como ver el hielo por primera vez, dentro de un baúl. La fama del extraordinario narrador norteamericano Denis Johnson en españa creció a partir de la colección de relatos Hijo de Jesús (Mondadori) y se asentó con Arbol de humo, también por Mondadori, ganador del National Book Award. Pero antes de eso, ya Anagrama le había echado el ojo y editado de él una novela llamada Ángeles derrotados que ahora ha recuperado en su edición de libros vueltos a la vida por sus 40 años (carátulas rojas, para más detalles). Yo la leí hace unas semanas y sí, la verdad es que el sujeto era un genio absoluto antes de Hijo de Jesús. El libro es reseñado por un, como siempre, entusiasta Rodrigo Fresán:

Cuando en 1983 el poeta de culto norteamericano Denis Johnson (nacido casi por casualidad en Múnich en 1949) publicó su primera novela, fueron muchas las firmas de renombre que celebraron su llegada al género. Da vértigo pensar lo que habrá sentido un debutante ante las loas de gente como John Le Carré, Richard Ford, Robert Stone y Philip Roth. Da aún más vértigo la lectura de Ángeles derrotados y volver a experimentar -en lo que constituye un rescate imprescindible de la editorial que la tradujo a nuestro idioma en 1986- la llegada de alguien que ya entonces era un maestro y que no ha hecho otra cosa que volar cada vez más alto hasta alcanzar la altura de clásicos modernos como Hijo de Jesús o Already Dead. Titulada sin calificativos como Angels en el original, Johnson -al igual que otros novelistas que vienen de la poesía; pensar en el Roberto Bolaño de Estrella distante y 2666 o en el Michael Ondaatje de En una piel de león, El paciente inglés o Divisadero- posee un extraño y admirable talento para narrar, con exquisito lirismo, el funcionamiento disfuncional de una mente delictiva. De ahí, la saga de los forajidos Bill y Jamie, triunfadores en el arte de perder y dispuestos a apostarlo todo concientes de que no tienen nada. Con una prosa entre cósmica e íntima que recuerda las texturas de ciertos filmes de Terrence Malick -esas panorámicas casi místicas, llamémosle cinemascope, de joyas como Malas tierras o Días del cielo-, Johnson nos cuenta, con delicadeza de bardo, la caída libre y sin retorno de estos jóvenes que nunca fueron expulsados del paraíso porque jamás estuvieron allí. De hecho, con los años, nos enteraríamos de los orígenes del marine encallado Bill Houston en la monumental y vietnamita Árbol de humo (2007), ganadora del National Book Award. Pero todo comenzó aquí y -hasta alcanzar esas estremecedoras páginas finales- aquí vuelve a comenzar. De regreso en el sitio que jamás debió dejar, Ángeles derrocados despliega otra vez sus alas. Historia maldita, sí, pero buena nueva. «Una pequeña obra maestra», bendijo Philip Roth en su momento. De acuerdo. Pero el tiempo pasa y -cuando se lo merecen- las obras maestras también crecen. No dejemos caer esta novela que ahora, más de un cuarto de siglo después, es una gran obra maestra.

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¿Quién es Guido Ceronetti?

Guido Ceronetti. Fuente: cetona


La respuesta rápida: Ceronetti es un escritor hecho a medida de Enrique Vila Matas. La respuesta un poco más larga: un escritor de culto, un narrador extravagante, un viajero anónimo y lúcido que, para colmo, publica un libro llamado Pequeño infierno turines en una editorial llamada Días Contados. La respuesta completa, si la quieren, la podemos encontrar en este estupendo artículo de Vila Matas en El País:

Entro en mi librería habitual y un caballero que no conozco, un cliente que estaba ya enfilando la puerta de salida, retrasa su partida para preguntarme si me puede entregar Pequeño infierno turinés, de Guido Ceronetti. El nombre de la editorial, me dice, comenta su previsible frágil paso por este mundo: Editorial Días Contados. Ya en el autobús, de regreso a casa, hojeo distraídamente el libro (traducción de González Rovira) y no tarda en llegarme un primer latigazo de deslumbramiento ante el estilo audaz e incisivo del escritor. Pequeño infierno turinés, trabado por una serie de semblanzas, habla de una ciudad que ya no existe, de una época de Turín en la que todavía podía verse belleza. Sin embargo, las "portadoras de luz-en-el-rostro de entonces" ya son ahora viejas. Y las jóvenes de hoy, dice Ceronetti, tienen rictus de teléfono móvil, no se las comería ni un perro. Me adentro en una de las semblanzas, Un viejo turinés, y recorro la vida del padre del autor, dueño de una moral fundada sobre la interesante base de no molestar nunca a nadie: "Hay vidas que terminan sin dejar nada, ni destruido ni detenido, sin abrir ni congelar ningún desorden, mínimas obras de arte de orden en el gran desequilibrio humano". Voy imaginando el Turín de otro tiempo a medida que leo a Ceronetti, experto en mundos borrados y creador cercano a Gadda, Manganelli y otros grandes raros de la escritura italiana del siglo pasado. En su escritura encuentro lo que el crítico James Wood llama vividad: vida en el papel, vida traída a una vida distinta por el arte más elevado. Ya en casa, sigo cruzando por donde cruza Ceronetti, escritor que a veces incluso parece que va a personarse él mismo en alguna de sus intensas páginas. Retrata a las turinesas de su época como mujeres castigadas por la soledad, pero muy capaces de soportarla, obsesionadas como andaban siempre por la sastromodistitis y por no ir desgreñadas. En la semblanza Boxeo en Turín aparece el púgil Bonaglia, terrible marrullero que siempre iba al grano y golpeaba en la nuca y en los riñones y acabó de torturador fascista, bonito empleo. Y en El peatón de Turín hay una moderna redefinición del flâneur que, en tiempos de calles peligrosas, se ha transformado en "un metafísico inerme, con curiosidad por el crimen, pero inclinado a evitarlo". El conjunto es de una rara intensidad conmovida y parece próximo a grandes libros sobre ciudades, como Lisboa, de Cardoso Pires, o La forme d'une ville, de Julien Gracq. Al investigar dónde encontrar más obras del sabio turinés, he tropezado en las imágenes de Google con un Ceronetti que no me esperaba del todo: una mezcla de loco y de genio medieval. He decidido seguir leyéndolo, o investigándolo. Nacido en el 27, es poeta, filósofo, traductor, eterno articulista de La Stampa, dramaturgo, filólogo, marionetista. En Acantilado han publicado su ensayo sobre El cantar de los cantares y un libro del que llevaba años oyendo hablar, El silencio del cuerpo, traducción de J. A. González Sainz. Al cierre de esta edición, me cuentan que ese carnal y mítico libro es una obra tejida con reflexiones y lecturas sobre el cuerpo, con aforismos y fragmentos sencillamente formidables. Un amigo -supongo que para que salga disparado hacia mi librería habitual- me envía uno de esos aforismos, idóneo para antitaurinos: "Protejo a la vaca e incluso a la araña. Pero ¿y si te piden cuentas de los mosquitos? ¿De los microbios que involuntariamente matas?". Y luego me envía también este otro: "El arte está acabado desde que los artistas ya no tienen enfermedades venéreas". Salgo disparado.

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Saramago bajonero (hoax)

Saramago víctima de una broma. Fuente: mundo today

El Mundo Today es una revista virtual tipo The Onion en la que se colocan noticias falsas, graciosas, inverosímiles. Pero algunas de ellas empiezan a circular a manera de hoax y algunos caen en la broma. Por ejemplo, supongo que inspirado en el Caso Roncagliolo, se corrió la voz de una censura a la última novela de Saramago. Lo genial son las razones que dan para la supuesta censura de Pilar Reyes (la historia da bajona y está llena de metáforas que dan bastante pereza) ¡Qué buena! Casi dan ganas de que sea verdad:

Pilar Reyes, directora de Alfaguara, ha anunciado esta mañana que su editorial no distribuirá en España la última novela del escritor portugués José Saramago (Azinhaga, 1922) alegando que “la historia da bajona y está llena de metáforas que dan bastante pereza”. Ante la indignación que el anuncio ha generado en la comunidad literaria, Reyes defiende que “otra editorial se animará a darle salida en nuestro país. Bueno, esto de ’se animará’ es un decir, porque insisto en que el hombre se ha descolgado con un texto francamente plomizo y triste. Pero sus acríticos lectores no quedarán huérfanos porque seguro que Alianza, que ya editó las paranoias de Albert Camus, recogerá el testigo”. Asimismo, la máxima responsable de Alfaguara ha pedido comprensión a la crítica literaria y al propio Samarago: “Tenemos todo el derecho a huir de la literatura bajonera y a buscar otros puntos de vista. Estamos en crisis y nuestros lectores huyen de ciegos, elefantes y cosas que de entrada ya cansan y deprimen”. El contenido de la novela que Alfaguara ha rechazado no ha trascendido a la prensa, pero Pilar Reyes ha avanzado que “es el viaje iniciático de un hombre sin esperanza y no sé qué historias. Tiene ese tonillo grave y reconcentrado como de no haber disfrutado nunca de un gintonic”. El representante del escritor portugués ha admitido que Saramago se siente “dolido e incomprendido, pero lo que más le duele es que la editorial española no conciba la posibilidad de que sus lectores busquen una mirada auténtica de las cosas desde la literatura, aunque ésta implique escenarios hostiles y contextos de sufrimiento y desazón”. Reyes ha insistido en que “siempre habrá otros que le sigan el rollo ese que se trae” y ha apuntado que “las palabras del representante en sí mismas ya dan bajona”.

Por cierto, el primero en resaltar la nota en facebook fue el querido Antonio Ortuño que, creo, está de acuerdo con la falsa Pilar Reyes igual que yo.

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El tercer reich comentado

carátula del libro. Fuente: anagrama

Hace unos días, Edmundo Paz Soldán comentó en su Facebook que acababa de llegarle El tercer reich (Anagrama) a su correo. Qué afortunado. La verdad es que me da curiosidad leer esta cacareada novela tempranera. descubierta de manera insólita cuando se creía que todo Bolaño estaba publicado. ¿Será buena? Mientras tanto, leamos esta reseña de Joaquín Marco en El Cultural y tanteemos el terreno:

El Tercer Reich, su primera incursión en la novela, escrita en 1989 y ahora rescatada -el autor parece que sólo había corregido antes de su muerte menos de un centenar de folios- nada tiene que ver con La literatura nazi en América publicada ya en España, en Seix Barral, en febrero de 1996, salvo en el hecho de que le atrajeran personajes corrompidos por el nazismo. Bolaño, que vivía en el pueblo costero de Blanes, conectado con escritores gerundenses como Javier Cercas, situó El Tercer Reich en esta localidad, sin nombrarla, como hará en otros relatos y novelas, aunque no resulte difícil adivinar su paseo Marítimo, su Jardín Botánico o, en este caso, los años de un boom turístico que refleja. Un joven alemán, Udo Berger, pasa sus vacaciones acompañado de su novia Ingeborg. De hecho, regresa al mismo hotel donde once años antes había estado con sus padres. Su afición son los juegos de guerra (wargames), con los que ha obtenido prestigio internacional. Contactarán con otra pareja también alemana, Charly y Hanna, y les acompañarán a las todavía escasas discotecas y a bares y restaurantes, donde Charly, incansable bebedor, frecuentará a extraños personajes del lugar: El Lobo, El Cordero o El Quemado. Advertimos los ambientes turbios, la violencia soterrada que habrá de caracterizar su obra posterior. La desaparición de Charly en el mar se convierte en el incidente más relevante, pero no puede entenderse como el núcleo de la acción. En cierto modo recuerda a la muchacha ahogada de El Jarama, de Ferlosio. La estructura de la novela se conforma a modo de un diario iniciado el día 20 de agosto y finalizado el 30 de setiembre, más algunas noticias finales sobre los personajes tras su regreso a Alemania. La verdadera clave, acompañada de múltiples “indicios”que conducirán la imaginación del lector hacia otros vericuetos - como la atracción que siente por la propietaria del hotel, Frau Else, o las ocupaciones de El Lobo y El Cordero- se encuentra en los juegos que inventan posibilidades bélicas de batallas de la II Guerra. Pero, puesto que las mujeres se desinteresan, será el personaje marginal de El Quemado un contrincante cada vez más interesado. Tal vez sea un latinoamericano, de rostro y cuerpo deformados, que se ocupa de los viejos patines de la playa. El protagonista advierte que su ordenación en la arena parece ilógica. Descubrirá más tarde que con ellos configura una especie de búnker donde vive. Una vez aparecido el cadáver de Charly, que resulta una excusa para prolongar su estancia en el pueblo, vive días atormentados, enfebrecido por su relación con Frau Else y el final de la partida, expuesta con detalle, con El Quemado. Descubrimos cierto sustrato existencial en el aparente desorden del comportamiento del héroe, en ocasiones no lejos del absurdo, paralelo al progresivo caos del hotel, que coincide con el retorno de los turistas a sus países, la enfermedad del marido de Frau Else y la extraña vida amorosa del protagonista. Pero El Quemado, tal vez un ignorado escritor, es quien mejor lo simboliza. Les unirá el juego, aunque también la derrota común como seres humanos. De activo jugador se convertirá en espectador cuando, ya de regreso, asista al Congreso de los wargames . Esta primera novela de Bolaño no es sólo el inicio de un mundo. Resulta, en sí misma, una novela apasionante, plena de insinuaciones, misteriosa y simbólica. En ella descubrimos a un escritor ya hecho, no una promesa, portador de un mundo pleno de significados, el narrador que, anclado en el pasado siglo, anticipa el presente. Bien merecía el rescate.

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¿Habrá cuarto libro?

La viuda que surgió del frío. Fuente: mailonline

Levanten la mano los que ya se aburrieron de Eva Gabrielsson, la viuda de Stig Larsson. ¡Bien! Ya somos varios. La verdad es que estoy a punto de darles la razón a los huraños hermanos de Stieg. Esa mujer es una figuretti. En fin, las viudas, ya se sabe... lo interesante en todo caso es la pregunta de la revista Ñ: ¿Habrá cuarto libro?

La disputa entre Gabrielsson y los herederos de Larsson (su padre y su hermano) incluyó reclamos por una computadora portátil del escritor, que guarda ella. "De pronto a ellos se les ocurrió que querían los documentos con las investigaciones para la novela, ¡pero lo investigación no existe! También querían el tan comentado 'cuarto libro´, que según ellos estaba terminado y, también según ellos, incluso había leído el padre". Pero, ¿existe tal cosa? "Tiene doscientas páginas y nunca ha sido impreso: ya comprobé eso". Mientras ella tenga en su poder ese primer borrador, asegura que nunca serán publicados.

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Eric-Emmanuel Schmitt entrevistado

Eric Emmanuel Schmitt. Fuente: babelia

El libro más bello del mundo y otras historias (Destino) del escritor francés Eric-Emmanuel Schmitt da pie a visitarlo en su casa de Bruselas (comida nacional: las papas fritas), lejos del mundanal ruido parisimo, este autor que no se considera un escritor sino un escriba recibe a Babelia:

Ser el escritor francés vivo más vendido en el mundo y residir en la plácida Bruselas apartado de la vorágine parisina es inaudito. Eric-Emmanuel Schmitt (Lyon, 1960. eric-emmanuel-schmitt.com) lo explica sin más: "Me he separado voluntariamente del mundo literario, teatral y cinematográfico. Si hubiera estado en París escribiría menos o escribiría cosas parisinas, lo que sería peor". ¿Cosas parisinas? "Atendería más a lo intelectual y menos a lo sensible, a lo carnal o a lo poético". [...] Su despacho está hecho una leonera. Sobre la mesa, entre libros y papeles en perfecto desorden, toda la discografía de Beethoven porque está ultimando una Kiki van Beethoven que subirá al escenario en París en otoño. En las paredes, un par de mirós litográficos. Y varias esculturas, entre ellas la concebida por Günter Grass para dar solidez (seis kilos) al Premio del Público que recibió en Alemania. Un equipo de música acompaña al melómano y pianista autor de Ma vie avec Mozart. Si Flaubert probaba sus textos leyéndolos en voz alta, Eric-Emmanuel Schmitt dice que su despacho -con un ancho ventanal abierto al horizonte y al cielo, y un generoso tragaluz- es su oreja. "Me encanta escuchar a los personajes. Sólo escribo cuando me hablan. Tengo el cielo enfrente y encima, y como en Bruselas el cielo es casi siempre blanco tengo la impresión de habitar en una página". Su técnica es básica: dejarse llevar. "Empiezo a escribir a eso de las dos de la tarde. Y enseguida me entra el sueño", lo que justifica la presencia del anchísimo diván frente al escritorio. "Me acuesto un rato y luego escribo toda la tarde. El sueño es como el pasillo por el que llegan los personajes. Cuando estoy agotado, echo otra cabezadita y los personajes se van". Así sin parar, de forma natural. "La verdad es que yo no soy un escritor. Soy un escriba. Los personajes me dicen lo que tengo que escribir".

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¡Moleskine Literario premiado en España!

2.20.2010

Lugar de la ceremonia. Fuente: Revista de letras

Gracias a todos los lectores y amigos de Moleskine Literario por votar por este blog en el Premio Revista de Letras organizado por la página virtual del mismo nombre en Barcelona. Hoy a las 18.49, en la Librería Bertrand de Barcelona, dieron el nombre de este blog como ganador en la categoría Mejor Blog de Crítica Literaria del Extranjero. Mi hermano Edgard salió de su huraño escondrijo a una hora de Barcelona y agradeció (seguro lacónicamente) en mi nombre el honor de haber resultado ganador y, además, recibió el trofeo y un e-reader que espero pronto tener entre mis manos (en octubre viajo a Barcelona).

Como saben, el premio se otorgó en varias categorías y a través de una serie de votantes en España y América Latina. Solo se podía votar una vez en cada categoría y por eso, felizmente, no hubo trolls ni puntos en contra. Un abrazo a todos los de Revista de Letras y en especial a todos los que votaron por Moleskine Literario en su quinto aniversario. ¡Y que sean cinco años más!

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Moleskine Literario en Facebook

2.19.2010
Fuente: moleskinerie

Gracias a uds. ya alcanzamos en menos de una semana a ser más de 800 fans de Moleskine Literario en Facebook. Si quieren inscribirse, hagan un clic en esta página.

Un abrazo a todos

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¿Novela erótica? ¿Aún?

2.18.2010
Carátula de la novela. Fuente: miaumiau

Hubo una época en la que se publicaban novelas eróticas por doquier. Qué sensación de libertad daba ir a una biblioteca y comprar un librito rosado de La Sonrisa Vertical. Las tres hijas de su madre, por ejemplo, un librazo. O hablar con soltura de Las once mil vergas como si no fuera lo peor de Apollinaire. O encontrar, sin sonrojarse, un libro de colecciones Popof en las librerías de viejo. Incluso un escritor peruano apellidado Tola escribió un libro erótico llamado Lulú, la meona, o algo así, y a uno no le parecía extraño; como no fue extraño leer a Vargas Llosa en La Sonrisa Vertical. En fin, otros años, años sin pornhub, redtube y el fabuloso xvideos.com digamos. Además, ahora cualquier novela, incluso la más ingenua, es más erótica o pornográfica que un sueño húmedo de Henry Miller; la literatura erótica ha desaparecido como género, como sello y como un estante escondido en los anaqueles de las librerías. Pero no por eso ha dejado de existir, de conmover y de ser leída, como quería Cabrera Infante, de una sola mano. Por ejemplo, Linaje, de Gabriela Bejerman (editada por Mansalva) que una amiga bellísima mandó de regalo, a través mío, a su amiga peruana. Y no sé si fue la carátula, la belleza de la amiga que me hizo el encargo o la sensación de abrir a escondidas el paquete primorosamente envuelto y leer este librito que no era para mí, lo que hizo que este libro me conmoviera hasta la excitación. O quizá simplemente fue la calidad del libro, resaltada por Mariano Dorr en Radar Libros. Dice la reseña:

La nueva novela breve de Gabriela Bejerman se lee con la voraz intensidad de la mejor literatura erótica. En el Prólogo se cuenta cómo Irene –adoración de su hermano, Pier Rubinov– abandona un enigmático paquete en las aguas del Puma. Antes de hundirse, la narradora rescata ese “atado de papeles” sin ser vista: “Certeros fueron los métodos que probé para leer lo que se había empapado, y ahora, antes de arrepentirme, traiciono para ustedes un naufragio familiar”. Treinta y cuatro capítulos, de entre una y seis páginas cada uno, se hilvanan atravesados por una idea dominante: tal vez la historia de una familia sea el secreto de sus adicciones. Abel y Beatriz, los padres de Irene y Pier, son tan hermosos y egoístas como los hermanos, pero en lugar de entregarse a las caricias se entrenan en las virtudes del banquete. Los asados interminables seguidos de frutas multicolores no son únicamente una escena de verano sino también una excusa para los ataques histéricos de Irene, que llora y patalea enfurecida por la muerte del animal (un ciervo cazado por Abel y Pier, con arco y flecha) que más tarde deglute “como si nunca hubiera estado vivo”. Los episodios siguen el curso de una prosa poética que brilla con la voz de Bejerman: “La espuma acicateaba burbujas histéricas de felicidad, las piernas vibraban con átomos de luz que se dilataban en la arena virgen”. La unión entre hermanos –que se miran, se presienten, se desean, se acarician...– se interrumpe sólo con la aparición de un intruso (Víctor) y una intrusa (Púrpura), amantes que llegan para diseminar la pasión entre Irene y Pier. Púrpura es una mujer insaciable; Víctor un hombre que sabe ausentarse para remarcar su presencia, desgarrando el corazón de Irene, que igualmente se desangra cuando su amante se lo pide: “Los primeros días de la menstruación, Irene se quedaba en su cuarto. A veces tenía ganas de salir pero Víctor la convencía de estarse ahí, chorreando sola, no la dejaba ponerse nada que absorbiera. La ansiaba, tenía una adoración aguda por su sangre. Al fin y al cabo era incluso mejor tener la menstruación, así no había necesidad de inventar formas de hacerla manar”. Con la idea de dejar unos días la cocaína, aparece entre ellos otra droga con toda su potencia destructiva y liberadora: la Paxia, capaz de introducir una paz desenfrenada en Irene, un cerco de orgasmo y muerte que se traduce en la expresión del desmayo. Víctor la conduce como un chamán: “A ver, abrí las piernas, a ver si cae una gota de sangre. ¿Sí? Hacé fuerza, un poquito, Irene. Ahí va. Mirá qué lindo, así te unto las piernas, ¿te gusta? Tomá, chupame la mano que está toda roja, tomala que te va a hacer bien. No cierres la boca, tomá más, a ver, abrila, qué buena sos”. El furor de Víctor es al mismo tiempo un enamorado satanismo. Pier (siempre fastidiado) y Púrpura (siempre insatisfecha) también se encierran en sus propias prácticas sexuales infernales: “Su concha se transformaba en un cerebro de sentimientos disconformes, que fácilmente la convencían de que Pier era el hombre más estúpido de la Tierra, el más incompetente”. Los personajes se desafían, se vigilan como animales y se obsesionan con el deseo sin objeto. Con una escritura cuidada hasta el detalle, Linaje de Gabriela Bejerman quema las manos del lector... fuego de palabras.

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Egos revueltos

Editores y agentes, cuidad a los caprichosos y frágiles escritores. Fuente: pixelada

En su libro de memorias Egos revueltos, además de contar historias de y con escritores, Juan Cruz trata de definir algunas de las labores no consideradas en el contrato de los editores (y los agentes literarios). Una de ellas, dice, es de asistentes (de las megaestrellas, porque a los que venden poco no les dan a veces ni los saludos navideños). Dice por ejemplo:

El editor como farmacia de guardia. Los editores son, sobre todo, acompañantes. Ésa es una de las tesis mayores de Egos revueltos. "El autor necesita auxilio, y aunque no lo pida, tú se lo has de dar; ser editor, además de conducir de la mejor manera posible las ideas que están detrás de los libros, es también ser farmacia de guardia, médico de guardia, estanco de guardia, dentista de guardia, periódico de guardia, comisaría de guardia y hasta salvavidas de guardia; al menos has de estar dispuesto a serlo". Las peticiones de un autor no admiten demora, ya necesite compañía para ir al baño (Borges) o para dormir (Cela), un dentista (John Berger), un oculista (Paul Bowles), un fisioterapeuta (Vargas Llosa, Azcona) o un helicóptero de madrugada (Carmen Balcells para sacar a Nélida Piñon de un atasco provocado por la nieve). Una novela de aventuras, vamos. A veces dictada por Kafka. Escrita a veces por Groucho Marx. O por Torrente Ballester, que en la presentación de Vigilia del almirante, de Roa Bastos, le dice a Juan Cruz por lo bajo antes de tomar la palabra: "Qué novela tan mala". A lo que el entonces editor responde: "Don Gonzalo, pero usted no lo diga".

Por mi parte, lo mejor que ha hecho un agente literario por mí fue llevarme a ver los bichitos de luz en la oscuridad el primer día de este año. Imposible olvidarlo. Jamás.

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Banana no es light

Banana Yoshimoto. Fuente: radar libros

Lo confieso: cuando supe del éxito de Banana Yoshimoto y el tema de Kitchen, hice una errónea inferencia y pensé: "un nuevo libro light en el mercado" Y como lo que Dios dio, San Pedro lo bendiga, no pensé más en ella hasta que hace unos años leí Kitchen en la casa de playa de una amiga (siempre llevo mi selección de libros y termino leyendo los que otros invitados han dejado olvidados) y supe que estaba absolutamente equivocado. Es una novela sensible, estupenda, muy recomendable. Alberto Silva, en Radar Libros Página 12, hace un elogio extenso, de gruppie y, sí, quizá excesivo, pero sobre todo excitante sobre el fenómeno literario japonés más importante hasta antes de la aparición de Haruki Murakami. Les dejo aquí un fragmento sobre lo "light" o, en palabras de Silva, su "engañosa transparencia":

No hay un mundo exterior y otro interior contrapuestos en su literatura. No en vano Mahoko fue criada budista. Sus relatos incluyen más bien el trasvase imperfecto de un universo en otro, la discontinuidad propia de cada uno, afanosos círculos de enlace que no cierran, y unas espirales incapaces de repetir el mismo centro y que, por eso, adoptan generoso giro ascensional, desapegada (ella, la escritora) de los excesos ilusorios de la identidad (incluso los procedentes de la nación que la cobija), ajena al ansia de un ego encapsulado. Va tomando los rasgos de sus characters femeninos (y masculinos), que a su vez son ella. Un solo ejemplo: “Tsugumi soy yo”, declara flaubertiana al fin de la última novela suya traducida al español. Para el budismo (y para ella, Mahoko), una persona es esa cosa, algo innombrable y arduo de conocer, espacio en que se mezclan la conciencia y el sueño, la propia mente y la de otros, de visita por vía de telepatía, premoniciones o frecuentes apariciones de ultratumba. Lo pone en labios de Sakumi: “Hasta hace poco no me he dado cuenta realmente de que el ser humano, esa masa en apariencia tan sólida, en realidad es una cosa débil y blanda, un objeto que al más mínimo golpe o choque se desmorona con gran facilidad. Es un milagro que esa cosa, inconsistente como un huevo crudo, haya conseguido desarrollar, también hoy, sus propias funciones y pasar indemne a través de la vida”.
De modo que resulta difícil entender a los críticos que tildan a Banana de light. Será porque sus novelas actúan de forma indeclinable en superficie (de leerla, Gilles Deleuze podría afirmar algo parecido), derramando a borbotones el flujo torrencial de la mente de jóvenes que todo lo miran desde su irrepetible ángulo (sólo por eso vale la pena leer a la todavía joven novelista nipona), aunque se muestran conscientes de no ocupar el centro de la escena. Porque no hay centro de la escena. Y porque la escena se percibe entre brumas, apenas. Su convicción de impermanencia sella de intensa luz emociones que, entrelazadas con hechos menudos, corrientes, constituyen la única urdimbre de los textos de Yoshimoto, siempre atentos al ritmo de los grandes momentos del tanka o del waka: Kokinshû, Manyoshû o versos engarzados en la Historia de Genji, a los que alude con frecuencia. De estos poemarios japoneses a veces se ha ofrecido una lectura ingenua, pastoril, como si fueran églogas garcilasianas. Crece entonces la sorpresa por la forma diestra y desencantada con que los relee y destila Yoshimoto. Los actualiza, los devuelve como sopapos, tiñe la lírica con cierta dureza propia del sentimiento de precariedad que atenaza a sus heroínas. En Kitchen, Mikage llora a mares recitando un haiku de invierno, mientras la brisa helada le araña las mejillas. Claro que de lo fugaz también brota alegría: en La noche y los viajeros de la noche, Shibami glosa a la damita Utsusemi, gozosa al ver partir a su amante Genji Minamoto, como ella a su amigo, en la realidad de dicho cuento: “Los rayos de sol que se vertían del cielo despejado se reflejaban cegadores, con un brillo blanco y limpio sobre la nieve acumulada en el exterior”. Entre naturaleza y sentimientos, de una a otra novela se tejen redes tupidas de implicancia: en Amrita, el sol brilla porque estoy contenta, suspira Sakumi remedando sin ironía al antiguo poeta Issa Kobayashi. De nada sirve que el escenario novelesco sea urbano (electrodomésticos sobre el tatami, cafetines, uñas esculpiéndose en plena aula): una naturaleza convenientemente humanizada acaba embebiéndolo todo como una humedad, como el tono azul desvaído de la pollera de Haru (en Una experiencia), dando forma a un estilo típicamente japonés, femenino y juvenil de vivir hoy en día la fugacidad de la existencia. “¿Entiendes?”, pregunta Sakumi al joven Ryuihiro: “No mucho. Pero, aunque no lo comprenda, me produce una sensación positiva. Tiene un aroma de felicidad”. Frágiles y a la vez resistentes, los personajes se dejan llevar con elegancia por la ansiedad y la rudeza de vivir, conscientes de que algún día morirán. En retribución “ese abandono, que llamamos cotidianidad, tiene un enorme poder de curación”, piensa Sakumi evaluando su experiencia tras sufrir un accidente grave. Las penas y alegrías más intensas atraviesan la escena montadas en el dudoso flete de una nube. Se deshilachan y todo recomienza en la rueda budista de Banana.

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Seis hipótesis sobre el "tú"

Fuente: revista ñ

En el suplemento Ñ de Clarín, Gabriela Saidon ha descubierto en una serie de novelas actualmente en librerías (desde Más liviano que el aire, de Federico Jeanmaire, hasta Las benévolas de Jonhatan Litell u Ovejas feroces de Lange Muller), además de una cantidad de referentes realmentes estimulantes, el uso de la segunda persona. ¿Por qué? Ella elabora seis hipótesis al respecto. Vale la pena tenerlas en cuenta para cuando uno decida usar el tú a la hora de contar (PD.- he usado la segunda persona alguna vez en un relato, pero no me acomoda, lo confieso, me quedo con el egocéntrico "yo"):

Primera hipótesis (y su negación): la segunda persona vendría a reac­cionar contra la tan visitada "litera­tura del yo" o "autoficción", incor­porando a otro cercano con el que dialogar, al que contarle la histo­ria, a quien apelar, representación de esa otra ausencia: el lector. O, por el contrario, las ficciones del tú no son sino una derivación de aquellas ficciones del yo.

Segunda hipótesis: la segunda persona es la mejor elección cuan­do se trata de seguir la perspectiva de un chico, o de un adolescente. En "Conejo" ( Las otras puertas , 1962), cuento de Abelardo Casti­llo, un chico abandonado por su madre "se las agarra con" su pe­luche en un monólogo modelo. Hablando de J. D. Salinger, El cazador oculto (1951) apela a la segunda persona del lector ("Si en realidad quieres escucharlo, lo primero que querrás saber es dónde nací y cómo fue mi jodida niñez..."; también fue traducido en segunda del plural). La apela­ción es intencional: una novela iniciática en grado sumo necesita acercar lo más posible a ese nue­vo público adolescente, buscando un lector cómplice, de códigos comunes.

Tercera hipótesis: del lado de afuera de la literatura, pero cer­ca del mundo femenino, Buenos Aires se está llenando de casas de ropa que usan como marca la segunda persona: Cómo quieres que te quiera; Agarrate Catalina; Decime tortuga; Haceme tuya; Cuando te conocí; Te conozco Margarita; Lo que tú digas; Me importas tú; Palito bombón, ves­tite y andate; Ponte guapa, y así (algo de encajes y puntillas tendrá la segunda persona).

Cuarta hipótesis: la segun­da persona no es uniforme pero siempre es inclusiva, implica y contiene necesariamente a la pri­mera y la tercera. O dicho de otra manera: no hay dos sin tres. El mismo procedimiento de Meradi y de Forn (un tú que "ca­mufla" a un yo) utiliza Matías Ca­pelli (Buenos Aires, 1982) en su relato (o capítulo) "Sólo estás san­grando", de su libro Frío en Alaska (Eterna Cadencia). Y al contrario, en el cuento "Ser otro", que cie­rra su libro Mármara (Alfaguara), Inés Fernández Moreno (Buenos Aires, 1947) utiliza el recurso de un "usted" lector o interlocutor que se "traga" la historia que le cuenta un narrador-guía. Pero las nuevas ficciones del tú no sólo se producen en la Argen­tina, no son generacionales ni de género. En Alemania, donde los escritores vienen anunciando una salida estratégica de la literatura del yo, de la escritora Katja Lange-Müller (1951, Berlín Oriental), aca­ba de publicarse Ovejas feroces , la historia de un amor "autodestruc­tivo" de los 80, entre Soja y Harry, una mujer de 39 años y un adicto en proceso de supuesta recupera­ción, en la que "tú" es él, el otro, el ex, el amor que fue.

Quinta hipótesis : la narrativa toma la segunda persona en préstamo de la lírica (la gran mayoría de la poesía amorosa: amor se dice en segunda persona), las canciones, algunos rezos. Podríamos llenar miles de páginas con ejemplos. Pero hay uno en particular que "ilustra" estos conceptos. Es el comienzo del Canto a mí mismo , de Walt Whitman: "Me celebro y me canto a mí mismo / Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti". Y uno de los fragmentos más bellos de la literatura de todos los tiempos: hacia el final de Romeo y Julieta (William Shakespeare), el monólogo de Romeo frente al cuerpo de Julieta narcotizada. Aquí deberíamos hacer un mí­nimo recorrido por aquellos clási­cos del tú. Los 60 alentaron el uso de la segunda persona, tendencia que se instaló en esa década en Latinoamérica. Diez años des­pués del paradigmático y conta­gioso La modificación (1957), de Michel Butor (21.35 horas de viaje en tren, París-Roma, en segunda persona del plural), otro francés experimentador y único, George Perec, publicaba Un hombre que duerme , con un lector-protagonis­ta.

Sexta hipótesis: las instruccio­nes, recetas y manuales son textos que usan la segunda per­sona pero en modo imperativo, así como los libros de autoayu­da. Géneros no literarios pero, una vez más, que ponen a esa persona, la segunda, en pri­mer plano. Tataranietos de ese famosísimo texto imperativo que son Los diez mandamien­tos . Tú o usted también es el modo en que curas y psicoana­listas se dirigen a sus fieles en el confesionario o sus pacien­tes en el diván. Entonces: mails, mensajes de texto, recetas, autoayuda, manuales de instrucciones, gi­ros de la oralidad, insultos, ne­gocios de moda, confesionarios y consultorios... las acciones de la segunda persona cotizan, y el contexto empapa, o se cuela en la literatura, y están aque­llos autores que pescan algo en el aire, algo que estuvo y ya no está: un amor, una ausen­cia, una evocación, la niñez, la adolescencia, en fin, algo que se fue para no volver.

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Harry vs Willy

J.K. Rowling acusada de plagio. Fuente: el país

Obvio, todos quieren una tajada del best seller más alucinante de los últimos años. Esta es solo una demanda más que tendrá que pelear JK Rowling contra los ambiciosos herederos de un autor desconocido que publicó un libro llamado ridículamente Willy el Brujo. ¿Y saben qué? No será la última vez que la demanden ¿Y saben qué más? Las ganará todas. Dice la nota:

La autora de Harry Potter, J.K. Rowling, ha sido demandada por un presunto plagio de ideas de la obra Willy el brujo, del escritor Adrian Jacobs, británico como ella, ha indicado el representante de la parte demandante. Max Markson, representante legal del fideicomisario de la herencia de Jacobs, un autor de cuentos infantiles poco conocido que falleció en 1997, indicó que Rowling ha sido incluida en la demanda interpuesta en junio pasado contra Bloomsbury Publishing, la firma editora de los libros de Harry Potter. La incorporación de Rowling a la demanda original se tramitó el pasado miércoles en un tribunal de Londres después de que Paul Allen, el fideicomsario de Jacobs, advirtiera que el plazo para denunciar a la famosa escritora de Harry Potter no había prescrito, como en principio se pensó. En su comunicado hecho público en la ciudad australiana de Sídney, donde tiene su bufete, Markson apunta que se trata de un caso de miles de millones de dólares que dependerá del fallo que dicte el tribunal. Por su parte, el fideicomisario de Jacobs destaca en una nota que cuentan con "el asesoramiento legal de un experto" y que creen que se trata de "un caso sólido". "Unicamente hemos añadido a J.K.Rowling, ahora Mrs. Murray, a nuestra demanda contra Bloomsbury al descubrir una causa legal para actuar contra ella". Bloomsbury Publishing negó en junio de 2009 que Rowling hubiera plagiado "partes importantes" al escribir el libro "Harry Potter y el cáliz de fuego", que se había publicado en 2000, unos tres años después de Willy el brujo. Fue la cuarta entrega de la serie del niño mago, de la que se han vendido más de 400 millones de copias en todo el mundo y que es una franquicia cinematográfica. La parte demandante clama que la trama de Harry Potter y el cáliz de fuego copiaba ciertos elementos del argumento de un tomo de Willy el brujo, incluidas una competición de magos y la idea de los hechiceros viajando en tren. Según la parte demandante, Jacobs había buscado los servicios del agente literario Christopher Little, quien después lo fue de Rowling. Jacobs falleció pobre en un asilo de Londres el mismo año en el que se publicó su libro Willy el brujo, de 36 páginas y que tuvo escaso éxito.

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Ellroy en España

James Ellroy. Stephanie Diani for The New York Times

Sangre vagabunda (Ediciones B) es el nuevo libro de James Ellroy traducido al castellano. El gran escritor de novela negra, el super best-seller de las frases breves y las historias obsesivas, el maniático de las mujeres rubias pulposas y casquivanas (como las actrices de los 50 y sus madre), además de la historia, la música clásica, las mujeres, el boxeo, las novelas policiacas y los perros, ha regresado con ganas de hablar. En Babelia lo entrevistan y comentan la novela:

Para los que ya tienen práctica con Ellroy, un consuelo: Sangre vagabunda es más sencillo que su predecesor, Seis de los grandes. "Mi segunda esposa me dijo que tenía que escribir desde el corazón así que su forma es más sencilla", dice. Para aquellos que no tienen práctica, su prosa sigue siendo telegráfica, frases muy cortas, palabras todavía más cortas y en muchas ocasiones sincopadas. Cada capítulo, la visión de un nuevo personaje. Una nueva localización. Ellroy, que no tiene abuela, lo describe como "una obra maestra" aunque también admite que es "una pasada". "No tengo duda alguna de que Sangre vagabunda es magistral pero también reconozco que toda la novela policiaca es un pasote, demasiada construcción, demasiada trama, muchas conspiraciones, una continua investigación policial", resume de su último trabajo, ése en el que confluyen caras conocidas de libros anteriores como la de Wayne Tedrow Jr., un ex policía y narcotraficante capaz de cargarse a su padre; Don Crutch Crutchfield, detective privado demasiado joven y un tanto mirón, y Dwight Holly, agente del FBI. Los tres reaccionarios y violentos en un Estados Unidos sacudido por la corrupción, la mafia y el amor libre. Esos años entre 1968 y 1972 que poblaron tanto en la realidad como en la ficción de Ellroy figuras históricas como J. Edgar Hoover, Richard Nixon y Howard Hughes. "Mi única condición es que tienen que estar muertos", comenta de su plantel de personajes. Una mórbida respuesta para un autor morboso. "Una vez muertos es legal hablar de ellos y los puedo utilizar sin problemas", se regodea de una mezcla entre ficción y realidad que en su opinión le da "latitud" a sus novelas. "Mi única limitación es que mi representación de los hechos no se contradiga abiertamente con lo que sucedió en la realidad. Y no hay nada contradictorio en las conversaciones de Nixon borracho o en mi creencia de que Hoover era un homosexual célibe", remata buscando pelea. Hay mucho más que morbo en la obra de Ellroy. Están sus demonios. Por ejemplo, el asesinato de su madre cuando él sólo tenía 10 años. No recuerda sus lágrimas pero sí su obsesión por la lectura policiaca después de leerse todos los informes de la policía que cayeron en sus manos. Su madre muerta sigue siendo uno de sus fantasmas, presente en La dalia negra, pero sobre todo en su autobiografía Mis rincones oscuros y en esa otra reflexión de su vida y de sus mujeres que hace ahora en The Hilliker Curse, que haciendo uso del apellido de soltera de su madre espera publicación a finales de este año. Pero la trilogía de los bajos fondos americanos tiene otro origen. "La lectura de la novela Libra, de Don DeLillo, me abrió los ojos a la historia del asesinato de Kennedy. Esa época nunca me había interesado, pero el libro era tan bueno que quise hacer algo así. No lo quise copiar. Respeto mucho a DeLillo. Además pensé que podía escribir algo más grande. Que empezara en 1968 y donde el asesinato de Kennedy sucediera fuera de página", recuerda de una historia que ha contado muchas veces, pero que sigue narrando con fervor. Tuvieron que pasar ocho años desde Seis de los grandes y trece desde la publicación de América hasta la llegada de Sangre vagabunda. ¿Una larga espera? "La cabeza me explotó, mi matrimonio se fue a la mierda, me fui a San Francisco y amé a una mujer llamada Joan", dice mostrándome una dedicatoria que reza "A J. M. Camarada, por todo lo que me diste". Con un suspiro, como si se tratara de alguien que se deja llevar por la nostalgia, continúa su recuento. "Mi 'diosa pelirroja' me dejó y me volví a Los Ángeles, donde conocí a otra mujer en la que basé a Karen (el otro personaje femenino del libro). Estaba embarazada y me dejó por su marido. Mala suerte. Así que escribí este libro". Hay que reconocer que no le faltan fuentes de inspiración para regurgitar y condensar en su novela. "Me encanta lo que hago y doy gracias a Dios porque soy bueno. Nunca le estaré lo suficientemente agradecido", dice alguien a quien le gusta mencionar a Dios con tanta frecuencia como sus personajes juran en vano. "Pero también debo de reconocer que la historia ha sido muy generosa conmigo", añade. "Este libro me llegó en un momento muy turbulento de mi vida y acabó siendo el más fácil de escribir".

Además, el diario El País organizó ayer un encuentro digital con el autor, donde respondió preguntas del tipo:

¡Considera su literatura como algo que es para disfrutar, para aprender, arte o un simple entretenimiento?
El arte es entretenimiento. Nadie quiere leer libros que son un tostón o aburridos o puñeteros. Se puede aprender y entretenerse a la vez.

Ellroy: Eres un grande. ¿Cómo manejas tu intersección entre el bestseller y el mundo académico? ¿Qué tipo de escritor te consideras? La crítica dice que vas más allá del fenómeno de libros de estante barato; sin embargo todavía hay gente -y mercados- que te ven todavía como vendedor de libros masivos. Saludos desde Ecuador.
No tiene nada de malo ser muy leído. Pero ser escritor de best-sellers no es garantía de calidad, igual que tampoco lo son los premios literarios.

Hola, maestro. ¿Cómo mantienes la cordura conviviendo permanentemente con tus criminales?
He crecido mucho desde que pasé tiempo con los criminales. Y paso mucho tiempo solo a oscuras.

Sólo una pregunta: ¿Hammett o Chandler? Muchas gracias.
Hammet-- porque escribió sobre el tipo de hombre que temía ser, mientras que Chandler escribió sobre el tipo de hombre que deseaba ser.

¿Por qué la versión cinematográfica de 'La dalia negra' no fue el éxito esperado? ¿No era Brian de Palma el director ideal para el proyecto?
El guión era una mierda. No se hizo con los medios adecuados, pero me ha hecho vender un montón de libros.

Buenas tardes, James. Defíname con una sola palabra los siguientes escritores: Raymond Chandler, Dan Brown, Stieg Larsson, James Ellroy. Muchas gracias.
Nunca he leído a Stieg Larsson ni a Dan Brown.

¿Ha visto la serie de TV The Wire? ¿No le recuerda al mundo que retrata en sus novelas?
Nunca la he visto.

Tras Blood´s a rover, ¿cuándo volveremos a ver una novela suya y sobre que versará? Muchas gracias.
El año que viene mi libro autobiográfico The Hilliker Curse se publicará en España. Es la historia de mi relación tempestuosa con las mujeres.

¿Qué opinión le merece la situación actual de la novela negra? ¿algún autor relevante/interesante?
Lee la novela de mi ex mujer Helen Knode "Ticket Out"

Elmore Leonard dijo de sus novelas que leer un fragmento en voz alta podía hacer romper los cristales. ¿Es consciente cuando escribe de esa característica de su narrativa? De ser así, ¿cuál es el secreto de tan destructiva virtud? Yo también querría destrozar mobiliario ajeno sin levantar los dedos del teclado. Gracias por todo.
No es una virtud destructiva, el señor Leonard hablaba de forma metafórica.

¿Puede recomendar dos novelas imprescindibles para sobrevivir? Mil gracias!!
Compulsion de Mewer Leven y True Confessions de John Gregory Dunne.

¿Por qué le interesó tanto Haití y el vudú y ambientó allí parte de Sangre Vagabunda?
Porque se relacionaba con la militancia negra en L.A. y vudu es guay por naturaleza.

Hello, Dog!! ¿Qué tienes en tu cabeza para escribir y desarrollar tramas tan sumamente complejas en tus novelas?
Quiero crear grandes tapices porque me gustan las grandes obras de arte.

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